domingo, 6 de marzo de 2022

TP- VIEJAS Y NUEVAS TECNOLOGIAS- LA CARTA Y EL E-MAIL


ACTIVIDAD

1) LEER CON ATENCION DE MANERA COMPRENSIVA ARTICULO QUE SE PRESENTA A CONTINUACION Y LUEGO RESPONDER LAS SIGUIENTES PREGUNTAS:
A- Explica con tus palabras de qué se trata el artículo.
B- ¿Alguna vez escribiste una carta? ¿intentaste mandársela a alguien? ¿Cuál fue el medio que utilizaste?
c- ¿Con qué otro dispositivo tecnológico podes vincular este relato y tu vida cotidiana?


 VIEJAS Y NUEVAS TECNOLOGIAS: LA CARTA Y EL E- MAIL



Publicado por Gaby Beneroso  http://blogs.opinionmalaga.com/eldulceporvenir/2011/03/02/nuevas-y-viejas-tecnologias/

 

Hace semanas me contó mi amigo José Luis que su hija le preguntó cómo se escribía una carta; no se refería a las fórmulas para la redacción, que eso ya se lo enseñaron en el instituto, quería preguntar qué hacía ahora con aquel papel escrito. Me consta que Carmen, hija de José Luis, a quien conozco desde pequeñita se mueve por Internet con toda agilidad y que está -todo lo que un humano adolescente puede estar- al día en los nuevos métodos de comunicación y redes sociales. Su padre le explicó que debía introducir aquella hoja en un sobre y luego pegarle un sello; su hija preguntó qué era un sello. Tras la sorpresa inicial, mi amigo reflexionó; en efecto, después de un rápido repaso por los principales hechos vitales que él recordaba de su hija, en ningún momento vio por las ventanas de la memoria que aquella chica hubiese tenido la necesidad de remitir un mensaje mediante esa tan antigua tecnología de la escritura acompañada de los necesarios rituales para su envío.

Desde cualquier punto del planeta donde hubiese estado, y créanme que, Carmen aunque muy joven ya ha estado en muchos más que su padre y yo a pesar de nuestra ya muy avanzada juventud, siempre usó el ordenador o el teléfono móvil para enviar saludos e impresiones de viaje en el mismo momento en que llegó a su destino. Incluso fotos al instante de ser tomadas volaron desde su cámara al móvil de su padre que con una sonrisa las compartía durante horas con quienes anduviésemos a su lado. Estas nuevas generaciones dominan la comunicación mientras no se interrumpa el suministro eléctrico. Problemas de canal.

     Continuando con mi historia, una vez recibidas instrucciones acerca del sentido del remite y el espacio apropiado para indicar la dirección en el sobre, ya comprendido el asunto del sello, su importancia más allá de las colecciones y la necesidad de que figure en el exterior, apareció la incógnita de cómo llegaría la carta a su destino. El buzón. Su padre se rió, yo me reí cuando me contó la anécdota. Pero causalidades de la vida, algunas fechas después del relato, cuando me veo obligado a usar este método clásico de comunicación escrita, llevo ya dos días con la carta y su parafernalia de sellos, remites, afmo., atto., sin otro particular y demás, dentro de mi bolsillo porque no he encontrado un buzón a mi paso que me recuerde esta misiva urgente que camina junto a mi corazón en el bolsillo interno de la chaqueta. Espero que esta carta no sea como esos malos amoríos de una noche que por no saber despedirse se instalan en casa varios años. Ya digo que es un asunto muy urgente. Yo que crecí sin ordenadores ni microchips reaccionaba ante el amarillo del buzón como los perros de Paulo v al sonido de las campanas, no con hambre como ellos, sino con el timbre interno de aviso de que debía introducir el sobre que llevara conmigo por aquella apertura a mi paso. Han cambiado los tiempos y los buzones. La mayoría se encuentra en comercios, disminuido su tamaño como si el destino del correo hubiese sido dispuesto por una tribu de jíbaros, a veces en el suelo junto a la papelera como avergonzados por esa obsolescencia que ni ellos ni yo esperábamos ver, quizás un anuncio de la mía. Ahora para el envío de una carta a la antigua usanza tendré que programar la agenda electrónica del móvil y que me avise de que me dirija a la oficina de correos más cercana. Tendré que consultar a algún adolescente, a mi sobrino Adri por ejemplo, cómo se usa esta nueva tecnología que apenas empleo y comprendo mal. Además de los saltos y enfrentamientos generacionales por cuestiones como moda, música y filosofía vital, ahora aparece la brecha técnica. Es verdad que la vida es una lucha permanente.


jueves, 9 de noviembre de 2017

UNIDAD N°5

Es habitual escuchar decir que la familia es la célula base del cuerpo social, y esto en líneas generales es cierto, por lo menos para las sociedades modernas occidentales.
En estas sociedades la familia adoptó un modo de funcionamiento llamado patriarcado.
¿Qué es el patriarcado? Es la autoridad, de los hombres sobre las mujeres y sus hijos en la unidad familiar, impuesta desde las instituciones. En esta definición debe hacerse hincapié en los conceptos “impuesta” e “instituciones”, para entender de qué manera se establece y sostiene el patriarcado y desde qué lugar se lo alimenta.
La autoridad patriarcal, entonces, no se manifiesta pasivamente, sino que está marcada por la dominación e incluso hasta por la violencia.
La palabra instituciones debe entenderse como Estado, leyes, normas culturales, educación, religión, empresas, etc. Son estas instituciones las que imponen el patriarcado familiar.
Pero para que esa imposición se produzca el patriarcado debe dominar toda la organización de la sociedad no solo al interior de la familia sino también desde la producción y el consumo hasta la política, el derecho y la cultura.
Esto significa que la familia patriarcal no es un fenómeno aislado, sino que necesariamente debe formar parte de una tendencia similar en el conjunto social, es decir, que la autoridad del hombre se manifieste en el ámbito laboral, en los espacios políticos, en las legislaciones y en las expresiones culturales. La familia ha sido una de las instituciones básicas de la sociedad normativa y disciplinaria.
Si el patriarcado es parte de la sociedad moderna, es importante identificar también el rol fundamental que juega en el sistema capitalista, a partir de la participación masiva del hombre en el sistema productivo.
El viejo paradigma requería, en base a su interés productivo, trazar la línea que separa al sexo “correcto” del “perverso”. La razón era que una eventual caída de la demanda de energía sexual producto de una liberación de las prácticas sexuales afectaría las tareas al servicio del modelo de producción, disciplinario, rutinario y funcional de una sociedad de productores.
Por eso la mujer del viejo paradigma se encuentra sometida a un doble sistema de explotación, capitalista de producción industrial por un lado y patriarcado familiar por el otro, ya que padecen tanto las injusticias de uno como de otro.
Por ello, esta sociedad patriarcal dominada por los hombres, se pondría en cuestionamiento si su núcleo, la familia patriarcal entrara en crisis. Y eso es lo que está sucediendo.
Nuestra cultura dejó de ser la de la “sociedad del padre”, con todo lo que ello implica en materia de jerarquía, norma y autoridad, para transformarse en la “sociedad de los hermanos” caracterizado por cierto espíritu de anarquía, anomia social, horizontalidad y diversidad de gustos.
En el fin del milenio los factores integrados del cambio de las modalidades de trabajo y la conciencia creciente de las mujeres por su condición están provocando esta transformación que se reflejará en una mejora evidente y sostenida de sus derechos.
La mujer se ha incorporado masivamente al mercado de trabajo aumentando con ello su poder de negociación frente al hombre debilitando su rol de proveedor dentro de la familia.
Los movimientos feministas han alcanzado al fin de siglo un alto grado de presencia activa, y bien podríamos coincidir con M. Castells cuando afirma que en el último cuarto de siglo el mundo ha presenciado “una insurrección masiva de las mujeres contra su opresión en todo el mundo”.
Hoy en día en una cantidad creciente de países van alcanzado las mujeres igualdad ante los hombres, con iguales derechos y control sobre sus vidas y sus cuerpos. Aunque esto no significa que el sistema de opresión, de inequidad y hasta de violencia haya desaparecido.
A esto hay que sumarle la decadencia de la categoría de productor del hombre actual que ha sido sustituida por la más trascendente de consumidor, dado lo cual ya no interesa ordenar drásticamente el uso de energía sexual para sublimar su excedente en la línea de montaje industrial, esa energía ya puede ser liberada a su propia voluntad y libre expresión, ampliando los anhelos que conducen al consumo.
El siglo XXI quiere hombres y mujeres que canalicen sus energías en busca de la satisfacción y el placer, esencialmente a través del consumo; ya no sublimar esas energías en el trabajo.
Ante la ruptura del monopolio de la provisión económica del varón, en el interior de la familia se va creando lo que Gilles Lipovetsky llama “la negociación permanente”, fundamento de la pareja igualitaria de nuestro tiempo que reemplaza al matrimonio patriarcal de decisiones masculinas imperativas.
Debe quedar claro que este cambio operado en la familia a partir de la transformación del rol de la mujer constituye una revolución irreversible que sacude la misma raíz de la sociedad. Y es irreversible porque ya no es posible hacer retornar a más de la mitad de la población mundial a su lugar de sumisión que tenía reservado antes del cambio.
Claro que apenas ha comenzado esta transformación y hay mucho camino por recorrer para reducir la desigualdad laboral, la discriminación legal, violencia interpersonal y el maltrato psicológico, debido a la resistencia masculina a ver reducidos sus espacios de poder.
Pero esta revolución silenciosa e imperceptible no parece ser una revolución suave, ya que a su paso van quedando víctimas.
Si la familia patriarcal se desmorona, también lo hace el sistema patriarcal, y los defensores del patriarcado lucharán por detener el cambio, como se observa en algunos de los movimientos sociales conservadores y fundamentalistas que aparecen en países desarrollados y no desarrollados del mundo, reaccionando contra avances legales que cristalicen las nuevas opciones de género, como las uniones civiles, o habiliten mayores derechos individuales a las mujeres.
Podríamos resumir la cuestión a partir de una pregunta: ¿por qué ahora se debilita el patriarcado y no antes?
La respuesta es una combinación de seis elementos:
1) El deslizamiento de la economía hacia el sector servicio y la consecuente apertura del mercado laboral, siendo los servicios una actividad especialmente reservada para la mujer trabajadora.
2) La transformación tecnológica de la biología, la farmacología y la medicina que permite un control creciente sobre los embarazos y la planificación familiar.
3) La fuerte presencia de un movimiento feminista ya maduro que supo resolver sus contradicciones más profundas en el curso del viejo paradigma industrial avanzado.
4) La capacidad de las redes de comunicación globales para permitir el flujo de ideas en una cultura mundializada, haciendo conocer las novedades del nuevo pensamiento y creando conciencia en las mujeres en todo el planeta.
5) La aparición de un mercado omnipresente que reclama de cada persona (hombre o mujer) una conducta autónoma como consumidor.
6) La construcción de un nuevo varón, en adaptación a su nuevo rol.
Este nuevo modelo que se centra en la figura de la mujer sobre la estructura patriarcal ha llegado incluso a poner en cuestionamiento las relaciones de género, poniendo en entredicho la heterosexualidad como norma.
La conflictividad de la relación familiar entre hombres y mujeres abrió un espacio para que hombres gays y mujeres lesbianas exploraran otras formas de relaciones interpersonales, incluidas nuevas formas familiares. Las actividades sexuales son aceptadas en todas sus formas como legítima búsqueda de la felicidad individual. Esta ofensiva ha resultado
devastadora para el patriarcado al verse debilitada la norma heterosexual, base fundamental de su fórmula: mujer sometida al hombre.
Ahora bien, ¿cómo se relaciona el problema de la familia con el sistema global?
Paradójicamente uno de los grandes responsables del cambio de las estructuras familiares ha sido el propio cambio de modelo hacia la Globalización ya que debilitó una de las instituciones básicas responsable de sostener vivo al sistema patriarcal: el Estado.
El Estado ha abdicado de sus responsabilidades sociales y con ello ha liberado de su tutela a las familias, creando por un lado un daño enorme a en la organización social y económica, pero generando a la vez las condiciones para el debilitamiento del sistema patriarcal.
Al desarticular las políticas sociales y debilitar las formaciones comunitarias y redes de solidaridad desarma al mismo tiempo las protecciones que permitían la continuidad de la familia tradicional y la crisis impacta de lleno en la institución básica.
Por otra parte, la nueva economía y la nueva cultura están basadas en lo efímero, en el presente perpetuo y el consumo activo, el pasado está más cerca del olvido que de la memoria, por lo cual los valores familiares tradicionales son piezas de museo que tienen poca utilidad para los beneficios del mercado basado en el corto plazo.
Por ello quizás la gran contradicción del mercado libre global es que debilita a las instituciones sociales de las que el capitalismo ha dependido en el pasado, siendo la familia un ejemplo claro.
CRISIS DEL PATRIARCADO
Por crisis del patriarcado se entiende el debilitamiento de los lazos de autoridad que ejerce el hombre adulto cabeza de familia. Es posible actualmente localizar datos de esta crisis en la mayoría de las sociedades, generando una realidad diversa y multifacética.
1. La disolución de los hogares de parejas casadas, por efecto del divorcio o la separación, lo cual revela el desapego por un viejo modelo familiar que se basaba en el compromiso a largo de plazo de sus miembros. Si bien puede darse una repetición de modelos matrimoniales más tarde, los conflictos de lealtades que esto despierta va debilitando los lazos de autoridad patriarcal.
2. Es cada vez mayor el número de hogares unipersonales u hogares de un solo progenitor, en este caso de mujeres luego del divorcio, poniendo fin a la dominación patriarcal, aunque pueda reproducirse mentalmente la estructura de dominación en el nuevo hogar en otra figura (la madre como padre)
3. La frecuencia de las crisis matrimoniales y la dificultad cada vez mayor para hacer compatibles matrimonios, trabajos y vida individual, relacionados con otra realidad: el retraso en la formación de parejas y la vida común sin matrimonio.
4. Un cuarto dato es que en virtud del aumento de la expectativa de vida y las tasas de mortalidad diferentes según el sexo (las mujeres generalmente sobreviven a los hombres), surge una variedad creciente de estructuras de hogares.
5. Por último, en virtud de estos datos de inestabilidad familiar y a la mayor autonomía de la mujer en su conducta reproductiva van generando una crisis en los patrones de reemplazo generacional. Cada vez nacen más niños fuera del matrimonio y se quedan con su madre asegurando la reproducción biológica fuera de la institución matrimonial. Además, las mujeres con mayor conciencia y posibilidades suelen limitar su número de hijos o retrasar el primero, dándose un fenómeno creciente de mujeres que deciden alumbrar hijos o adoptar solo para ellas.
Todas estas tendencias funcionan potenciándose unas a otras y todas juntas carcomen los valores de la familia patriarcal. Y esto no significa el fin de la familia, sino el fin de la familia tal y como la conocemos hasta hoy que se va transformando en otros modelos familiares.
Es importante dejar en claro que la crisis del patriarcado no pone fin a la institución de la familia, sino que pone fin al modelo tradicional de familia, ese que tenía como base normativa el compromiso indisoluble resumido en la frase “hasta que la muerte los separe”.
Según datos estadísticos oficiales, en la ciudad de Buenos Aires casi el 40% de los hogares está bajo la “jefatura” de mujeres, hecho que expone claramente el final del modelo familiar patriarcal, en 1974 este índice era del 23%.
Si se recurre a las estadísticas podremos observar un incremento de la tasa de divorcios en los últimos 20 años en todos los países considerados, salvo en los países árabes, lo cual se explicaría a partir de los procesos de avance del fundamentalismo islámico en todos ellos, siendo el fundamentalismo un movimiento para el cual uno de sus pilares es la sumisión de la mujer a un lugar secundario en la familia.
Los datos arrojarían incluso números aún más significativos de la separación familiar si se incluyesen las separaciones de parejas de hecho, que según los estudios suelen desintegrarse con más facilidad y en mayor número que las parejas legalmente constituidas.
El retraso en la edad de matrimonio también es una tendencia casi universal, especialmente en las mujeres, que en una franja de entre los 20 y 24 años muestran una baja tasa de casamientos.
El sociólogo británico Anthony Giddens habla del “amor confluyente” de nuestro siglo, un amor sin ataduras, reducido a la satisfacción personal y que habrá de durar mientras esta satisfacción esté presente. Para entrar a una relación de amor confluyente hacen falta dos, pero para salir de ella es suficiente la voluntad de una.
Además, en los países desarrollados se manifiesta una creciente proporción de nacimientos fuera del matrimonio, siendo significativos los casos de las mujeres negras en EE.UU. que entre los 15 y 34 años registran una tasa del 70% de niños nacidos fuera del matrimonio, o en los países escandinavos en donde el 50% de los embarazos se producen en mujeres solteras.
Y es interesante analizar lo que está pasando en Italia y España, países en los cuales la tradición de familias patriarcales es históricamente muy fuerte, ya que si bien se sigue manteniendo esa estructura familiar111 la crisis se manifiesta en los escasos hijos que tienen los matrimonios produciendo en ambos países un efecto de tasa de crecimiento demográfico negativo (mueren más personas de las que nacen). La baja tasa de fecundidad es otra señal del debilitamiento de la familia patriarcal tradicional.
Si se hace pues un relevamiento entre los países desarrollados de la Tríada de Poder solo España y Japón112 aún muestran datos que revelan el mantenimiento de familias tradicionales, en el resto es un fenómeno en desintegración. En los países desarrollados más de un tercio de los hogares son unipersonales, hecho que se refleja en la ciudad de Buenos Aires donde las últimas estadísticas arrojan un 30% de hogares unipersonales.
En Estados Unidos apenas el 50% de la población está compuesta de parejas casadas, a diferencia del 80% de medio siglo atrás, así como el 51% de las mujeres norteamericanas viven solas, cuando en 1950 esa cifra solo llegaba al 35%.
Este hecho es nuevo y muy significativo ya que los solteros norteamericanos constituyen en 42% de la fuerza laboral, el 40% de los propietarios de casas, el 35% de los votantes y un poderoso grupo de consumidores. Por esta razón sostiene Z. Barman que el modelo familiar ideal para el mercado parece ser la no-familia, es decir la existencia autónoma e individual de consumidores sin condicionamientos familiares.
En Argentina hay más personas solteras que casadas (15 millones y 10 millones respectivamente) según el Censo 2010.
Los hogares son cada vez más no tanto lugares de construcción de unidad como búnkeres fragmentados y fortificados.
Como manifiestan Michael Schluter y David Lee “hemos cruzado el umbral de nuestras casas individuales y hemos cerrado sus puertas, y luego cruzado el umbral de nuestras habitaciones individuales y hemos cerrado sus puertas. El hogar se transforma en un centro de recreaciones multipropósitos donde los miembros del grupo familiar pueden vivir, en cierto sentido, separadamente codo a codo”.
Y aquí vuelve a aparecer en nuestro análisis el concepto de red.
Palabras como “relación”, “parentesco” o “pareja” contienen la idea de un compromiso mutuo, en cambio el concepto de “red”, central en nuestro tiempo, representa un modelo de conexión y desconexión alternativa.
En una red tanto conectarse como desconectarse tienen el mismo status e importancia, porque la red supone momentos de conexión y momentos de no conexión, y ambos períodos se establecen a voluntad, y ambos son legítimos.
Por esa razón en nuestra Sociedad Red la idea de una relación “indisoluble” se observa como una relación riesgosa, mucho más si esa relación indisoluble resultara además indeseable, en la red ni siquiera tiene sentido la idea de “conexión indeseable”, en sí mismo contradictoria, ya que los vínculos de conexión se disuelven antes de volverse indeseables.
Una metáfora precisa de los vínculos en red son los que se establecen por medio de la Internet, tan masivos hoy día porque funcionan en la lógica de la posibilidad de desconectar. Siempre se puedo oprimir la tecla “delete” y nada hay más fácil que no responder a un e-mail. Podríamos incluso preguntarnos qué es lo que ha hecho tan populares a las redes electrónicas como vínculo de relación humana, ¿fue la posibilidad de la conexión o acaso la facilidad para la desconexión?
El chateo permite vincularse con “contactos” que van y vienen donde siempre existe “alguien” con quien intercambiar mensajes, siendo la circulación de mensajes el mensaje en sí mismo más allá de sus contenidos.
Se trata de una interacción frenética donde el silencio es muerte y exclusión.
Las viejas redes seguras de parentesco ya han perdido su certeza de perduración.
En nuestro mundo de consumo inmediato, soluciones rápidas, satisfacción efímera, de resultados sin esfuerzo y seguros contra todo riesgo, las relaciones que involucran compromiso parecen extrañas, ya que este tipo de relaciones requiere tiempo y persistencia para su desarrollo.
Mientras, los vínculos de red se debaten entre dos impulsos irreconciliables navegando entre “los arrecifes de la soledad y del compromiso”, entre el apartamiento y la asfixia del lazo amoroso.
Los vínculos de hoy son frágiles, ya no desafían con la arrogancia de su poder eterno, sino que sutiles y delicados inspiran al abrazo y la caricia con la única seguridad de saber que cualquier paso en falso los pone al borde la ruptura.
LA NUEVA FAMLIA
La crisis del patriarcado, producida por un doble factor: nuevo paradigma económico y cultural y los nuevos movimientos sociales de género (feministas y grupos de identidad de género) se manifiesta en nuevas formas de asociación familiar para compartir la vida y criar a sus hijos.
Como ya mencionamos no se trata de la desaparición de la familia, sino de su profunda resignificación y del cambio en su sistema de poder. De hecho, millones de personas sigue casándose, e incluso cuando la gente se divorcia vuelve a contraer matrimonio en gran parte de los casos antes de los tres años siguientes, como sostiene la psicoanalista francesa Elisabeth Roudinesco, “no hay un modelo, hay varios, pero de todos modos siempre gira en torno a la familia-pareja”.
La vigencia de la institución matrimonial se evidencia incluso en el hecho de que uno de los reclamos más persistentes en la actualidad de parte de los grupos de gays y lesbianas es el reconocimiento al derecho a contraer enlace. Situación que ha registrado un formidable avance global en los últimos años a través de legislaciones que otorgan a estas minorías de género el derecho a unirse legalmente mediante las llamadas “uniones civiles” e incluso mediante el casamiento en igualdad de derecho con los de los heterosexuales.
Sin embargo, la existencia de fenómenos como el de los matrimonios tardíos, la frecuencia de parejas de hecho y las altas tasas de divorcio y separación se combinan para producir un panorama cada vez más diverso de vida familiar y no familiar.
Se está produciendo un incremento sostenido de los llamados “hogares no familiares”, mayoritariamente conformados por mujeres solas.
Un hecho llamativo es la proporción de la categoría tradicional “parejas casadas con hijos” que en los países industriales se ha reducido a solo un cuarto de la totalidad de los hogares, y si limitamos aún más el concepto tradicional de familia patriarcal, bajo la categoría “pareja casada con hijos en la que el único que gana el sustento es el varón” esa proporción baja a menos del 10% del total de hogares.
En Estados Unidos solo la mitad de los hijos viven con sus dos padres biológicos, y otro cambio que se está produciendo en la estructura familiar es el aumento sustancial del número de adopciones.
En la Argentina el 43% de las mujeres argentinas de entre 25 y 29 años viven en uniones consensuales, cuando en 1960 ese porcentaje era de solo 8%.
Todas las tendencias apuntan a una misma dirección: la desaparición de la familia nuclear patriarcal. Crece el número de niños que vive con uno solo de sus progenitores, aumentan los hogares cuya cabeza es una madre sola con hijos, pero también aumentan aún más deprisa los hogares conformados por padres solos con hijos.
Y aún hay más datos para tener en cuenta: aumento del número de padres no casados con hijos, una cantidad creciente de niños que viven con sus abuelos, una generalización de la convivencia previa al matrimonio.
Uno de los temas fundamentales de las nuevas familias es el cuidado de los hijos ya que las transformaciones de la Nueva Economía han generado la incorporación masiva de la mujer al mercado laboral y por ende pocos niños pueden disfrutar del cuidado de sus padres o madres durante todo el día.
Según un estudio de la Universidad de Harvard se espera aún un mayor descenso de los hogares compuestos de parejas casadas con hijos, y un aumento de los hogares unipersonales (que estiman llegará a superar estadísticamente a los hogares tradicionales). El análisis considera que el modelo familiar del futuro es el de las familias casadas sin hijos, potenciado por efecto de una supervivencia mayor de ambos cónyuges.
¿Cómo es la nueva familia entonces?
No podría establecerse un modelo fijo de familia nuclear para este Nuevo Paradigma como sí pudo hacerse con la familia patriarcal en el viejo paradigma.
La diversidad es la regla, aunque pueden rescatarse pautas sustantivas:

Crecimiento de las redes de apoyo, sobretodo en los casos de parejas separadas con hijos que vuelven a contraer matrimonio cada uno de ellos, ya que cuando se divide la carga la red familiar se amplía a ambas familias (la del padre y la de la madre) lo cual genera una nueva forma de sociabilidad. También se amplían las redes de apoyo para las madres solas, en este caso conformadas por movimientos emergentes de la comunidad.

jueves, 11 de mayo de 2017

UNiDAD N°2

UNIDADES 2- LA SOCIEDAS POSINDUSTRIAL Y EL CAPITALISMO CULTURAL
REVOLUCIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS DE LAS COMUNICACIONES:
Toda transformación de época esconde más allá de las circunstancias políticas o el devenir de los ciclos económicos un cambio tecnológico profundo.
El viejo paradigma se basaba en la tecnología industrial, en el acero como material, en el petróleo y la electricidad como energía y en el barco, el ferrocarril o la ruta como transporte.
Todo esto va a comenzar a cambiar a partir de la revolución de la tecnología de las comunicaciones.
Con ella la robotización llega a límites insospechados, los superconductores se transforman en el material del futuro, la electrónica como energía y el aire a través del cual se transmiten los bits de información como el transporte.
Cuando se habla de Tecnologías de la Información y la Comunicación se incluyen en ellas a la microelectrónica, la informática, las telecomunicaciones, la televisión y la ingeniería genética.
Lo que caracteriza a estas nuevas tecnologías es su rápida difusión por todo el mundo. El grado de avance o retraso de una región pasará a medirse en base al acceso o no de estas nuevas tecnologías y ya no a la existencia o no de industrias.
A partir de la revolución de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) comenzará a hablarse más que de países industrializados y desindustrializados de regiones conectadas o desconectadas.
La revolución de las comunicaciones tiene un efecto fundamental: la contracción del tiempo y el espacio. El tiempo y el espacio pasan a ser dimensiones reducidas a su mínima expresión por efecto de las nuevas tecnologías de transmisión de datos a distancia de manera instantánea.
Lo que genera este cambio tecnológico es una serie de modificaciones prácticas en el campo económico que impulsa la transformación de paradigma:
1) La posibilidad de trasladar el sector productivo de una empresa al otro extremo del planeta buscando menores costos y aun así mantener una permanente comunicación con el sector de administración y gestión de esa empresa como si estuviera uno al lado del otro. Este fenómeno lleva el nombre de DESLOCALIZACIÓN y generalmente responde a la existencia de un centro directivo de una empresa en el Primer Mundo y su sector productivo instalado en el Tercer Mundo.
2) La creación de un CIRCUITO DE COMUNICACIÓN GLOBAL en tiempo real por el cual se puede posibilitar el movimiento de información a nivel planetario, facilitando el libre flujo del capital financiero mundial.
3) Los nuevos flujos informativos circulan por redes globales descentralizadas y permiten que los consumidores de información sean también productores de ella.
4) Las TICs permitieron la reducción de los costos a partir de la automatización de las industrias (robotización) expulsando a los trabajadores manuales de baja calificación al desempleo.
5) El conocimiento y la manipulación de la información se convierten en la riqueza esencial del nuevo siglo.
Pero una computadora aislada no hubiera revolucionado el mundo tecnológico. Fue la posibilidad de unir a los ordenadores en red lo que sí lo revolucionó, y ese paso pudo ser dado gracias al avance de las tecnologías de las telecomunicaciones.
En 1970 se inventó el primer conmutador telefónico digital y se produjo por primera vez de manera industrial la fibra óptica, mientras que en 1969 el Departamento de Defensa de los Estados Unidos creó el ARPA una red de comunicación electrónica que con el tiempo daría forma a la actual Internet, en 1974 se crea el protocolo TCP que servirá de base a la expansión global de la red Internet, en 1990 se idea el hipertexto y el protocolo de transmisión http, en 1994 se inventa el primer explorador de Internet, el Netscape, en 1999 se crea el Messenger, en 2005 los usuarios conectados a banda ancha superan a los conectados vía modem.
Como se ve no resultará casual que otra vez sea en los comienzos de los años 70 el momento clave en el que se concentran los cambios. Es allí donde germina el nuevo paradigma.
A partir de este tiempo la capacidad de los chips fue cada vez más en ascenso mientras su costo fue cada vez más en descenso.
En 1977 se creó la primera computadora Apple, a lo cual respondió IBM en 1981 con la generación de su Personal Computer (PC) que por su facilidad de ser copiada se hizo la más popular en el mundo.
En 1976 dos jóvenes que abandonan la facultad de Harvard, Bill Gates y Paul Allen, fundan Microsoft.
La nueva economía basada en los procesos informáticos permite reducir costos, y este valor resultará irresistible para la economía del nuevo paradigma.
Puede resumirse el cambio tecnológico en 7 factores de transformación:
1) El cambio del paradigma basado en el petróleo al paradigma basado en la información.
2) La desmaterialización de la producción (miniaturización o invisibilidad).
3) El aumento de la tasa de innovación. El ciclo de vida de un producto se considera muerto ya que el recambio es casi inmediato.
4) La expansión de las comunicaciones que permite la actualización del conocimiento de manera permanente y sin restricciones.
5) Cambio de paradigma en la organización de la producción para hacerla más competitiva mediante la utilización de nuevas teorías de gestión más adaptadas al esquema de red, holístico, que al viejo estilo jerárquico, vertical y fragmentado.

TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS
CAPITALISMO CULTURAL EL INFORMACIONALISMO

Abordar el costado económico del nuevo siglo es explorar las formas que asume la acumulación de riqueza dentro del nuevo modelo de comprensión de la realidad.
Así como ha pasado con la nueva cultura, cuyo nombre se ha puesto en debate, si posmodernidad o si hipermodernidad, este nuevo modelo económico que pasa a sustituir al viejo industrialismo se le han colocado diversos nombres: posindustrialismo (D. Bell), poscapitalismo (P. Drucker), acumulación flexible (D. Harvey), informacionalismo (M. Castells) o capitalismo cultural (S. Zizek).
Asumimos lo de informacionalismo, porque recoge el factor esencial del cambio del paradigma económico, el uso de la información, y el de capitalismo cultural, porque revela el tipo de consumo predominante, si bien posindustrialismo y acumulación flexible responden también a rasgos característicos del nuevo modelo.
El informacionalismo es una reestructuración del sistema capitalista a fines del siglo XX en la búsqueda de sobrevivir a la crisis del industrialismo, adaptándose a las sustanciales transformaciones que se registran. Se caracteriza por la globalización de las actividades económicas centrales, la flexibilidad organizativa y un mayor poder de la empresa en relación con los trabajadores, lo cual constituye una disolución del Estado de Bienestar, piedra angular del viejo paradigma.
El nuevo modelo económico tiene cuatro metas esenciales:
1. Profundizar la lógica capitalista en búsqueda de mayores beneficios.
2. Aumentar la productividad del trabajo y el capital. Obtener entonces cada vez mayores ganancias tanto de la inversión productiva como de la especulación financiera.
3. Globalizar la producción y los mercados. Hacer del mundo un solo mercado para vender bienes y un solo espacio para producirlos, sin importar ya las fronteras nacionales.
4. Conseguir el apoyo estatal para esta reestructuración, aún a costo de la protección social y el interés público. Con este último punto surgirá la crisis de pérdida de credibilidad y legitimidad de la clase política, que abandona la defensa de los intereses comunes por el beneficio de un sector en particular, el sector del poder económico.
Flexibilidad y adaptabilidad son elementos que se generan al calor de las posibilidades que entregan las TICs.
El núcleo central del nuevo modelo lo ocupa la Información como materia prima, como lo señala Christopher Freeman “el cambio de paradigma puede contemplarse como el paso de una tecnología basada fundamentalmente en insumos baratos de energía a otra basada sobre todo en insumos baratos de información derivados de los avances en la microelectrónica y la tecnología de las comunicaciones”.
Uno de los elementos de importancia del modelo económico radica en que sus principios se trasladan al aspecto social y cultural de las sociedades.
Así como el industrialismo (modernidad) era así llamado no solo porque era una sociedad con industrias, sino porque era aquella sociedad donde las formas sociales y tecnológicas de la organización industrial impregnaban todas las esferas de la actividad humana con su sentido de progreso permanente y estructuración vertical y jerarquizada; la sociedad de la información no es solo una sociedad con información, sino en la que la información ocupa la totalidad de los espacios sociales, públicos y privados.
La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información, realizada en el año 2003, califica en su Declaración de Principios a la sociedad de la información como una sociedad en la que “...todos puedan crear, acceder, utilizar y compartir la información y el conocimiento, para hacer que las personas, las comunidades y los pueblos puedan desarrollar su pleno potencial y mejorar la calidad de sus vidas de manera sostenible”.
Resumiendo, los rasgos que constituyen el núcleo del paradigma del Informacionalismo son los siguientes:
1. La información es su materia prima: Los productos de las nuevas industrias de la tecnología de la información son aparatos para procesar la información o productos y servicios que son en sí mismos información procesada.
2. Alta capacidad de penetración de los efectos de las TICs: todos los procesos de nuestra vida cotidiana están mediados por la nueva tecnología aún los hogareños.
3. Convergencia tecnológica: allí donde existen elementos que utilizan las nuevas tecnologías existe la capacidad de conectarlos con otros construyendo una tipología de red.
4. Flexibilidad: Los procesos que se alimentan de datos son reversibles, pueden modificarse y reordenarse, reconfigurarse con gran fluidez. Puede cambiar de arriba abajo la organización sin destruirla.
El nuevo modelo económico es capitalista a la usanza del capitalismo de fines del siglo XIX, un capitalismo con un único objetivo que no admite ninguna limitación: solo la ganancia.
Y es diverso porque no existe un solo modelo informacional, sino que según las culturas y las instituciones el modelo varía. Así el informacionalismo japonés difiere del norteamericano y ambos difieren del alemán.
Sintetizando, el nuevo paradigma económico es informacional porque la productividad y la competitividad de los agentes económicos (sean empresas, regiones o naciones) dependen fundamentalmente de su capacidad para generar, procesar y aplicar con eficacia la información basada en el conocimiento.
El modo específico de aumentar la productividad define un sistema económico, y la acumulación de riquezas del nuevo paradigma se basa en la información.
El informacionalismo, además, tiene la particularidad de ser global, porque la producción, la circulación y el consumo se dan a escala global (capitales, mano de obra, materias primas, gestión, información, tecnologías, mercados). El mercado vuelve a ser el escenario principal de la relación humana, libre ya de las regulaciones estatales que le impuso el Estado de Bienestar del paradigma industrialista.
La propiedad privada conserva toda su vigencia, aunque con un importante cambio: ya no es la centralidad de la propiedad material, ya que en el informacionalismo la información y el conocimiento se han transformado en la más preciada propiedad, la propiedad de un bien inmaterial.
Todos los conflictos mundiales planteados por la búsqueda de reconocimiento de las patentes lo demuestran. La patente de invención es la forma mediante la que el nuevo paradigma registra la propiedad privada. Lo que importa no es poseer una máquina sino la idea que dio forma a esa máquina, lo que importa no es producir un medicamento sino poseer el conocimiento que permite acceder a la fabricación del medicamento.
La patente es la nueva forma de proteger la propiedad en el informacionalismo, porque la patente protege la propiedad intelectual, el conocimiento, la información, la verdadera riqueza.

EL CONOCIMIENTO COMO FUERZA PRODUCTIVA

El conocimiento sacó al Hombre de la edad de piedra para llevarlo a la edad del hierro, el conocimiento llevó al Hombre de la caza a la recolección y de la recolección a la agricultura, el conocimiento construyó civilizaciones, el conocimiento introdujo al Hombre en la ciencia y de la ciencia desprendió la industria, el conocimiento hizo el viaje desde el vapor al petróleo y del petróleo a la microelectrónica.
La Historia del Hombre es la historia de su conocimiento, pero a ninguna otra etapa de la evolución humana se le dio el nombre de Edad del Conocimiento, ¿por qué a esta sí, entonces?
La diferencia entre este tiempo respecto al uso del conocimiento en relación a tiempos pasados en primer lugar es que se aplica el conocimiento a aparatos de generación de conocimiento que generan un círculo de retroalimentación acumulativo entre la innovación y sus usos.
En segundo lugar, el cambio tecnológico producido a fines del siglo XX ha volcado la balanza claramente a favor de los trabajadores calificados (aquellos que poseen mayores conocimientos) Como sostiene el filósofo Jurgen Habermas, la información técnico-científica constituye la principal fuerza productiva de nuestro tiempo.
Por eso el título de sociedad posindustrial que se le otorga a nuestro modelo económico debe entenderse en función de que las actividades de servicios ocupan el lugar más importante en la generación de riqueza, por sobre las actividades industriales. Esto no significa que la industria haya desaparecido, porque incluso gran cantidad de servicios se encuentran íntimamente vinculados a actividades productivas.
El Banco Mundial, que es uno de los organismos globales que ha puesto el acento sobre este particular tema de la conversión del conocimiento en riqueza acuñando una ecuación: K4D, Conocimiento para el Desarrollo (Knowledge for Development).
Por lo tanto, en este tiempo, por primera vez en la historia humana, la mente es una fuerza productiva directa.
Las nuevas tecnologías del conocimiento cubren todo el planeta, pero que todavía millones de personas carezcan de acceso a ellas nos enfrenta a una cuestión de responsabilidad política y no a un problema tecnológico.
Una particularidad de nuestro tiempo es que en el pasado todas las innovaciones tecnológicas se redujeron inicialmente a un tiempo y a un espacio geográfico limitado que lentamente se fue ampliando, así la revolución industrial, nacida en Inglaterra, tardó más de dos siglos en expandirse por todo el mundo; pero en la actualidad las TICs se han extendido por todo el globo a una velocidad relampagueante.
Esto no quiere decir que todos los habitantes tengan acceso a las TICs, pero en general la desigualdad de acceso no se refiere a regiones completas que quedan aisladas sino a segmentos de población desconectados lindantes a poblaciones conectadas.
Para sostener la validez de la afirmación de que el Conocimiento es una fuerza productiva debe sumarse una segunda ecuación a la ya mencionada del K4D, que es la de I+D, Investigación y Desarrollo.
La causa fundamental de la pobreza en el siglo XXI se debe a la falta de conocimiento. En un informe el Banco Mundial se reconoce que “la distancia que separa a los países ricos de los países pobres es mayor en relación con la generación de conocimientos que con los niveles de ingreso”.
¿Pero qué es Investigación y Desarrollo?
Investigación y Desarrollo es poner en marcha un proceso de investigación científica con el objetivo de alcanzar una meta (descubrimiento, invención, actualización) y una vez alcanzado el objetivo inmediatamente esa investigación se plasma en una acción de desarrollo, en un producto o en un servicio, sin mediar casi tiempo entre la Investigación y el Desarrollo.
Por eso la investigación está íntimamente ligada a los recursos económicos destinados a ella (que son en general muy altos) y fundamentalmente relacionada con las acciones de desarrollo que se llevarán a cabo luego, que redundarán en beneficios económicos en el mercado de consumo.
 El proceso de creación ya no es un hecho solitario como en el siglo XIX en el que el científico trabajaba aislado en su gabinete, hoy la creación científica es un proceso colectivo. Esta unión interactiva de científicos, entidades, capital y técnicos es el corazón de la I+D+I (innovación).
Pero en este juego interactivo hay un elemento central que es el Estado. En este particular factor del Nuevo Paradigma el rol del Estado no es estar ausente sino ser protagónico ya que se necesita su decisión política para poner en marcha estos entornos de interacción del conocimiento.
Quizás en muy pocos lugares del nuevo paradigma el Estado tiene habilitada su activa participación como en la I+D+I.
El Estado debe cumplir con 4 decisiones políticas para facilitar el funcionamiento de un entorno provechoso de Investigación y Desarrollo:
1) Establecer metas. Determinar hacia donde debe conducirse la política de investigación de cada nación, si, por ejemplo, debe promoverse la investigación en tecnologías informáticas, o hacerlo en tecnologías de alimentación, o bien en tecnologías sanitarias, por ejemplo. Esta elección de las metas depende del proyecto de cada nación.
2) Establecer estrategias. Una vez clarificadas las metas es necesario definir de qué manera se cumplirán esas metas mediante la construcción de estrategias. Esas estrategias deben ser fijadas por el Estado.
3) Financiar. La Investigación y Desarrollo es una ecuación que genera riquezas, pero también es un proceso muy caro. Se necesita la asignación de importantes presupuestos para desarrollar investigaciones, y por lo general no es el capital privado el que arriesga en ello, sino el estado mediante financiación directa o bien aportes crediticios para la actividad privada.
4) Dirigir. Con metas claras, estrategias definidas y capitales asignados, resulta imprescindible que exista una cabeza rectora de las actividades de I+D+I que conduzca las estrategias hacia las metas fijadas y controle la asignación de recursos. Esa cabeza rectora no es otra que la del Estado.
Japón, Corea, Taiwan, Alemania, India, China; todas regiones de fuerte incidencia de la I+D+I en su crecimiento han contado con metas, estrategias, financiación y dirección de parte del Estado.
La Argentina escasamente alcanza el 0,53% de su PBI en inversión en Investigación y Desarrollo (similar a la media latinoamericana que es del 0,54%)

COMPETITIVIDAD

Productividad es la capacidad de incrementar el volumen de producción a menores costos en similar cantidad de horas de trabajo.
Pero, desde el punto de vista de los agentes económicos, la productividad no es un fin en sí mismo, sino un paso a mayor hacia la competitividad, cuya motivación es la rentabilidad.
La Productividad es el primer paso hacia una mayor competitividad, pero frente a igualdad de condiciones productivas prima la calidad del producto, e inclusive en muchas circunstancias el cliente privilegia la calidad por sobre el costo.
Pero la competitividad no termina en la suma de productividad y calidad, hay un tercer factor que participa activamente en el complejo entramado de la competitividad, es su última frontera: la innovación, ya que en un mundo que privilegia el cambio y la generación permanente de deseos, la novedad resulta en sí misma todo un atractivo al consumo.
Productividad + Calidad + Innovación Tecnológica = Competitividad.
Cuando se habla de innovación tecnológica no debe entenderse solamente un descubrimiento de alta tecnología sino en muchos casos modificaciones mínimas, formales o de procesos en un producto que lo renuevan y lo relanzan a la oferta competitiva.
Un cambio de modelo, una modificación en el packaging, un agregado en el diseño, un servicio adicional, puede resultar una innovación para el mercado.
Una economía competitiva se vuelve rentable, obtiene beneficios en el mercado global, mediante la creatividad, los bajos costos, el sostén financiero y el grado de acceso a los mercados globales.
Si una nación produce solo bienes indiferenciados, que pueden hacerse en muchos lugares, lo que está produciendo son los llamados coomotidies, y en este caso solo podrá competirse por precio.
En el ranking de competitividad de las naciones del Foro Económico Mundial la Argentina ocupa el puesto 85, México el 58, Brasil el 53 y Chile el número 31.

ECONOMÍA DE SERVICIOS

Por “posindustrial” se entiende que el sector secundario de la economía, la industria, ha dejado de ser el líder dentro de la nueva economía.
En el período 1970-1990 la proporción del peso del sector industrial dentro de las economías desarrolladas bajó de un promedio del 29% a un promedio del 22%, y el sector de los servicios se ubicó en el orden del 70%.
Las economías ricas se están desindustrializando paulatinamente, lo cual no significa que reduzcan su potencial de generar riqueza, ya que lo que se pone en marcha es la deslocalización: los procesos industriales, que van perdiendo espacio en el mundo desarrollado se marchan a espacios del mundo periférico.
Países como Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia se están convirtiendo en economías de servicios, de hecho, en la actualidad el sector servicios produce más de la mitad del valor añadido de la economía mundial.
Ahora bien, si la nueva economía es una economía de servicios, ¿qué es el sector servicios?
La definición del sector servicios es un quebradero de cabezas para los expertos, que no se ponen de acuerdo en limitar el campo de los servicios, y que incluso ha dado forma a la apertura de un cuarto sector, el cuartario, o de los servicios avanzados.
La revista especializada The Economist comentaba esta realidad mediante una humorada: “los servicios son todo aquello que se vende en el mercado pero que no se te puede caer en un pie”, incluyendo en ello el trabajo de los profesionales (legales, contables, asesorías), los empleados de comercio, los transportes, las comunicaciones, la atención sanitaria, el cuidado educativo, el entretenimiento, las actividades de ocio, los programas gubernamentales de atención social.
En el viejo paradigma las empresas de servicios eran algo relacionado y subordinado con la oferta de bienes, en el nuevo paradigma en cambio las empresas de servicios juegan un papel cada vez más destacado en la producción de bienes.
Daniel Bell lo define de la siguiente manera: “si una sociedad industrial se define por la cantidad de bienes como indicador del nivel de vida, la sociedad posindustrial se define por la calidad de vida medida por los servicios y las comodidades (salud, educación, diversión y habilidades)”.
La economía industrial se mide por cantidad de bienes producidos, mientras que la economía de servicios se mide por la calidad de vida de la que se goza por la relación entablada entre un proveedor de servicios y un usuario de ellos.
Por eso que los países poderosos dejen de fabricar en su territorio para enviar las industrias a otras regiones y países, no significa que pierdan poder económico.
El proceso de predominio de los servicios se fue acelerando cada vez más con la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, que comenzó a verse poblado de actividades antes reservadas al hogar.
La economía de servicios hace que el lugar de los bienes lo pase a ocupar el tiempo, ya que los servicios suponen una relación entre seres humanos (aunque mediatizado por una operación comercial) y no a una relación entre un hombre y una cosa.
Le economía de servicios es clara demostración de la desmaterialización que propone la nueva economía, la economía del Capitalismo Cultural.

CAPITALISMO INMATERIAL, CAPITALISMO CULTURAL

Por lo analizado anteriormente la economía industrial presencia como sus productos se van desmaterializando en tanto penetran en el sector servicios.
Por eso la frontera entre “qué es” servicio y que no se torna difícil de señalar.
Pero cuando se habla de una nueva economía en la que es tan difícil establecer la diferencia entre servicios y producción de bienes, se habla de una economía en la que los bienes se “transforman” en servicios, los bienes se vuelven inmateriales.
Los bienes son cada vez más interactivos e intensivos en información. Su valor consiste cada vez menos en su entramado físico y más en el acceso que permiten a los servicios.
Así es que los teléfonos celulares se regalan y el servicio se cobra. Los bienes se interpretan solo como plataformas en que se vierten los servicios.
Esta circunstancia cambia el concepto de propiedad. Nuestra idea de la propiedad cambia, se pierde la noción de “mío” y “tuyo”, no se aspira a poseer la cosa sino a poseer lo que esa cosa significa. No se está accediendo a un bien industrial sino a una experiencia.
En el nuevo paradigma el sentido de propiedad se transforma, la propiedad de “una cosa”, factor que era central en el capitalismo industrial, inclusive las formas de adquisición de bienes se están relativizando con el avance de nuevos modos del poseer, como alquiler, leasing o acceso ocasional.
Los beneficios de estos diarios virtuales por Internet o diarios reales entregados gratuitamente en la vía pública se registran mediante los ingresos por publicidad.
Un ejemplo de esto se encuentra en la adquisición de un automóvil. Cuando un auto se vende no se vende solo un bien, se vende con él un servicio, porque el automóvil forma parte central de nuestra vida y es factor de identidad personal.
Gilles Lipovetsky acuñó un nuevo concepto que es el de “consumo emocional”, ya que sostiene que el consumidor de hoy aporta algo emocional cuando adquiere una mercancía. Su prioridad no es la posesión de “la cosa” sino la búsqueda de satisfacción emocional, de placer, de seguridad.
Previamente Baudrillard había establecido una explicación para este fenómeno basada en el concepto de “valor signo”.
La economía capitalista se ha manejado desde el siglo XIX con dos conceptos enunciados por Carlos Marx, el “valor de cambio” y el “valor de uso”.
Marx sostenía que natural y originalmente la mercancía tiene un valor de uso, es decir el valor que la cosa tiene en relación al uso que se va a dar a partir de las necesidades naturales de quien la consume, y que el capitalismo industrial transforma ese valor de uso en valor de cambio, es decir, le asigna a la mercancía un elemento adicional que es el trabajo socialmente necesario para producir el bien.
Mientras que las necesidades naturales que originan el valor de uso no permiten establecer equivalencias según los diversos bienes (no pueden compararse dos necesidades, ambas son igual de valiosas) sí pueden compararse las cantidades de trabajo (socialmente necesario) que tienen las diversas mercancías. Por ejemplo, si en una mercancía A hay dos veces más trabajo que en una mercancía B, la mercancía A tiene un valor de cambio 2 respecto a la B.
Lo que dice Baudrillard es que hoy ya no se intercambian mercancías por su valor de uso ni por su valor de cambio, sino que se lo hace por su “valor signo”, por lo que significa esa cosa para quien la compra, que no tiene relación con su utilidad material ni con su precio sino con la función de los bienes de ser comunicadores de un significado, de responder a una motivación, una emoción, una vivencia, una sensación, un gusto, una identidad.
Y esta presencia del signo dentro del consumo nos coloca fuera incluso del aspecto comercial o económico y nos inserta de lleno en el ámbito cultural. Como los servicios no pueden poseerse, no pueden retenerse, acumularse ni heredarse, una economía de servicios como la actual supone una relación entre dos personas y no entre una persona y una cosa, estamos pues frente a una relación cultural.
Aquí es donde el informacionalismo se transforma en Capitalismo Cultural, también llamado Capitalismo Inmaterial, cuando la información deja de ser un dato técnico para transformarse en una necesidad individual que ocupa cada vez más y más todos los aspectos de la vida humana.
Los consumidores consumen sensaciones, la compra de “cosas” es solo un factor secundario, como un subproducto de lo anterior.
Los países ricos ya han superado el umbral del consumo de bienes y se zambullen en el de experiencias culturales.
El consumidor ya no se pregunta “qué quiero tener”, sino “qué quiero experimentar”.
Así hoy ya no se venden autos sino “la experiencia de conducir”, no se venden sillones sino “la experiencia del descanso placentero”, no se vende ropa sino “la experiencia de vestirse”, no se venden discos sino “la experiencia de escuchar el mejor sonido”, no se venden televisores sino “la experiencia de ver la imagen más real”, no se vende fútbol sino “la experiencia de la pasión”.
Afirma el analista Rolf Jensen que “hemos vivido como cazadores y granjeros, hemos trabajado en fábricas y ahora vivimos en una sociedad basada en la información cuyo ícono es la computadora. Nos enfrentamos a la quinta manera de la sociedad: la Sociedad de los Sueños. Los productos del futuro deberán agradar a nuestros corazones y no a nuestras cabezas. Es el momento de agregar valor emocional a los productos y servicios”.
La estrategia de las empresas no es tanto vender, sino volver a venderle a la misma persona, el objetivo de las nuevas empresas es establecer relaciones permanentes con sus clientes. La idea es que los productos son efímeros, pasan, pero los clientes siempre quedan. Y de esto se encargará el marketing.
La mercantilización de las relaciones humanas es por lo tanto una realidad del nuevo paradigma. Cualquier instante de nuestro tiempo libre se rellena por algún tipo de conexión comercial, convirtiendo así al tiempo en el bien más escaso.
Estamos en presencia de un modelo económico que todo lo ocupa, un capitalismo que recubre toda la cultura casi sin dejar vacíos.
El verdadero ombligo del nuevo paradigma ya no es la plaza pública de la modernidad, donde el pueblo se reunía en espacios abiertos y públicos, sino que lo constituye el centro comercial, territorio privado de encuentro, reino del consumo.
Cultura y mercado resultan la ecuación ideal para el consumo de hoy, y el shopping es su ícono.
Hoy un centro comercial provee accesos a experiencias de todo tipo: conferencias, espectáculos, conciertos, exposiciones, comidas, desfiles, encuentros con amigos, etc.
La industria del entretenimiento es el motor del nuevo paradigma económico como la industria militar fue el motor del viejo capitalismo industrial.
En el Capitalismo Inmaterial los bienes culturales son centrales y las formas y contenidos de la comunicación son bienes culturales por excelencia.
La obsolescencia planificada consiste en introducir en el comprador el deseo de poseer algo un poco más nuevo, un poco mejor, un poco antes de lo necesario” Por ello la industria cultural es la que más está creciendo en la economía mundial
El cine, la radio, la televisión, la industria de la grabación, el turismo23, los hipermercados, los centros de entretenimiento, ciudades y parques temáticos, la moda, la cocina, los deportes y juegos profesionales, las apuestas, el bienestar, los mundos simulados y las realidades virtuales; son la vanguardia del nuevo paradigma económico.
El capitalismo cultural es un capitalismo hecho de bienes inmateriales, donde el mercado todo lo ocupa, donde quedan escasos espacios privados apartados de la comercialización omnipresente, la de las experiencias culturales.
Hoy en día las empresas consideran la propiedad física más como un gasto que como una inversión. Es el capital intelectual la “fuerza motriz” de la nueva era.
La riqueza ya no reside en el capital físico sino en la imaginación y la creatividad humana, en la capacidad de investigar e innovar.
Las empresas, reducen sus inventarios, ceden sus equipos, disminuyen sus activos en propiedades, venden sus plantas y subcontratan en pequeñas y medianas empresas la fabricación de sus productos, en su totalidad o en partes, generando de una megaempresa una empresa-red, todo buscando la reducción de costos y la mayor competitividad. Pero nunca venden su “capital intangible” constituido por los cerebros del conocimiento y la innovación.
Los llamados “intangibles” son los bienes más valiosos de las empresas.
Entre los intangibles encontramos, además del capital intelectual, a la reputación corporativa, la marca corporativa, la imagen y la cultura corporativa.
El concepto de propiedad se apoyó durante siglos en la idea de que lo valioso es poseer un activo físico. Pero en el nuevo paradigma el concepto del tiempo se ha modificado sustancialmente, comprimiéndose hasta desaparecer. Hoy se vive en la “cultura del nanosegundo”, donde lo efímero cubre toda consideración temporal, donde la innovación constante es la norma y todo queda anticuado casi de inmediato, y aquí es donde la noción de propiedad se vuelve problemática. ¿Para qué poseer en un mundo de cambio vertiginoso? En una economía en la que el cambio es la única constante, cada vez tiene menos sentido “tener”. Hoy, cuando el mercado ha pasado de la compra de bienes al consumo de servicio como elemento directriz de su actividad con el objetivo de vivir experiencias, los vendedores y compradores se convierten en proveedores y usuarios.

EL NUEVO PODER ECONÓMICO: SERVICIOS FINANCIEROS

A partir de la ampliación del mercado a escala global para permitir un aumento de productividad y de beneficios se hizo necesaria la circulación libre de capitales como un factor primordial del nuevo paradigma.
El flujo de capitales se convierte en el verdadero sistema nervioso del modelo.

CAPITAL – ESTADO - TRABAJO

En 1980 el porcentaje de capital financiero en circulación sobre el PBI no superaba el 10% en ningún país industrializado. Pero una década más tarde ese porcentaje alcanzó el 72% en Japón, el 122% en Francia y el 110% en EE.UU.
Pero semejante acumulación de capital no se encuentra sometida al control de los Estados nacionales ya que circula por los flujos financieros liberados de carácter global, fuera del control soberano de los estados.
El viejo conflicto Capital-Trabajo ya no ocupa el lugar central en nuestra sociedad, es lo que sostiene el filósofo francés Olivier Mongin en base a este escenario.
El flujo de capitales se ha transformado en un verdadero sistema nervioso del modelo económico fruto de un mercado financiero mundial totalmente desregulado y de la aplicación de las TICs que permiten una conexión interplanetaria absolutamente instantánea.
La posibilidad de movilizar dinero de un extremo al otro del planeta en cuestión de segundos genera un flujo financiero que alimenta las economías, pudiendo llevarlas a la expansión o a la bancarrota de manera súbita.
Los capitales buscan rentabilidad y donde creen poder obtenerla se agolpan para ingresar, pero de la misma manera una vez que detectan que exista algún “peligro” para sus beneficios de manera rápida abandonan ese destino dejando tras de si dramáticas crisis.
Estas crisis se han ido desgranando en la última década teniendo por escenario a México, Rusia, Corea, Indonesia, Turquía, Brasil, Argentina, y en los últimos años Islandia, Irlanda y Grecia. Lo que diferencia al flujo financiero del dinero del circuito productivo, es lo que diferencia a la llamada economía real de la economía virtual.
Dinero “que flota sobre el piso. Corrientes de vida invisible... El sistema electrónico... Los números verdes en la pantalla...” relataba el novelista norteamericano Don De Lillo haciendo alusión al fenómeno financiero.
Los nuevos capitales se dirigen entonces hacia las TICs y al mercado financiero en busca de mayores beneficios. Estas actividades son las que producen mayor acumulación de capitales en el nuevo paradigma.

FLEXIBILIDAD Y DESREGULACIÓN-REDUCCIÓN DE COSTOS

Reducir costos fue la principal respuesta que la economía internacional encontró para dar solución a la crisis desatada en los años 70 que hirió de muerte al viejo paradigma.
Cuando se desató la crisis del viejo modelo industrial avanzado en los años 70 la retracción de los mercados (menor demanda) produjo una gravísima recesión mundial que puso por el piso las ganancias de las empresas y llevó a las grandes industrias productoras de bienes a buscar salida a sus productos masivamente manufacturados mediante la ampliación de los mercados, globalizarlos previa desregulación del comercio internacional.
Una vez liberado el comercio internacional, se desató la lucha por la competitividad (competencia comercial entre naciones y entre empresas) y como mencionamos anteriormente la clave para el aumento de la competitividad es mayor productividad, reducción de costos e innovación tecnológica.
El primer paso fue entonces la reducción de los costos para bajar los precios con el objetivo de hacerlos más atractivos a la escasa demanda.
Se han practicado 3 formas básicas para reducir costos y todas ellas apuntan a un mismo objetivo: el salario del trabajador.
1) Sustituir las fuentes más caras de trabajo asalariado por otras más baratas. Esto condujo a la feminización de la fuerza de trabajo y a la contratación de trabajadores inmigrantes, a menudo ilegales, o trabajo infantil.
2) Sustituir las fuentes más caras de trabajo asalariado por otras más baratas, pero movilizando las industrias más allá de las fronteras nacionales, es el fenómeno llamado de deslocalización de industrias.
3) Sustituir la fuerza de trabajo menos calificada mediante la automatización y la robotización, aquí es donde entra en acción la innovación tecnológica.
Estas variantes giran sobre el mismo factor de reducción: el salario, y se registran tanto en los países del centro como en los de la periferia.

DESLOCALIZACIÓN
Las actividades que antes eran locales se trasladan de localidad hacia lugares lejanos, y también localidades que reciben actividades que hasta entonces le eran ajenas a su cultura.
Así, los precios locales (sean de bienes de consumo o de salarios) dependen cada vez menos de la situación local y nacional y fluctúan junto a los precios del mercado global (de precios y de salarios).
Cuando el capital productivo se moviliza de manera tan dinámica como sucede en el mercado global tiende invariablemente a dirigirse a los países cuyos trabajadores ganan salarios más bajos.
Pero no todo es bajar salarios para disminuir los costos, sino que debe tenerse en cuenta el marco en el que se dan esos bajos salarios, es decir, la infraestructura de comunicación con que cuenta el lugar donde están los trabajadores baratos o el contexto político de la región o la educación de la fuerza de trabajo, entre otros.
Por eso se explica que, en lugares de escaso costo salarial, como en los países de África, no se haya producido una oleada de inversiones; y sí se haya producido en el Sudeste Asiático donde los niveles salariales son más bajos pero los niveles educativos de los trabajadores son considerables, la estabilidad política es mayor y la tecnología de comunicaciones alcanza cotas altas.
Las Corporaciones Multinacionales rompen la cadena física de fabricación de sus productos y sitúan sus eslabones en diferentes países del mundo, dependiendo de cuáles les reporten más ventajas y mayores beneficios.
Por lo general esos beneficios perseguidos por las empresas que deslocalizan su producción son de carácter impositivo (pagar menos impuestos que en sus países de origen), ambientales (contar con legislaciones más permisivas que en sus países de origen en lo que hace al deterioro de los recursos naturales) y salariales (poder abonar salarios más bajos que los que les deberían abonar a los empleados si sus fábricas se quedasen en sus países origen).
Este panorama explica la razón de por qué los Estados están perdiendo su condición de nodos de la red internacional. Hoy podría decirse que son los Estados los que se insertan en los mercados, y no las economías las que están insertas dentro de las fronteras estatales.
Por otra parte, la deslocalización no tiene límites en su extensión, ya que empresas dedicadas a tercerizar servicios en el exterior de empresas del primer mundo, han comenzado a su vez a deslocalizarse para encontrar la mejor ecuación entre cercanía geográfica y bajos salarios
Por ejemplo, las empresas indias de cal centers que se ocupan de una actividad que empresas del primer mundo deslocalizan y tercerizan, a su vez se deslocalizan buscando mayor competitividad, así las empresas indias son de los mayores empleadores en Irlanda del Norte, ya que desde allí asisten a empresas británicas que los contratan. Lo mismo hacen instalándose en México o Chile para asistir a empresas contratantes de Estados Unidos.

PRODUCCIÓN FLEXIBLE Y EMPRESA HORIZONTAL

La empresa del viejo paradigma económico estaba estructurada de manera vertical y con una clara división del trabajo. Las directivas emanaban desde la cima del poder en la organización y debían ser acatadas y puestas en práctica por los sectores inferiores, que a su vez estaban divididos claramente en razón de sus tareas.
Pero, como veíamos inicialmente, este modelo de gestión productiva encontró su agotamiento cuando el cambio tecnológico volvió obsoleto al sistema de producción en serie que se mostró rígido, incapaz de acomodarse a los cambios que el nuevo tiempo imponía, se impuso la necesidad de la flexibilidad.
La flexibilización productiva quiere decir unidades de producción que puedan producir masivamente en momentos de alta demanda, pero que puedan desactivarse y reprogramarse cuando existan variaciones en la demanda del mercado o en los insumos tecnológicos.
El nuevo modelo económico está sometido al poder de la demanda, a diferencia del viejo modelo que funcionaba según el dictado de la oferta.
Producir a pedido, producir cuando hay demanda, producir más cuando hay más demanda, pero también producir menos cuando la demanda cae.
Este es un sistema en el que el consumidor es demandante y tiene poder para forzar a los productores a hacer lo que ellos quieren, toman decisiones, han dejado de funcionar detrás de la publicidad. Ese consumidor pone al productor en necesidad de ser flexible para reaccionar ante sus demandas.
Otro factor de la flexibilidad es la importancia productiva de las pequeñas y medianas empresas, que a primera vista parece un triunfo sobre las grandes empresas, pero que en realidad es todo lo contrario. Las pequeñas y medianas empresas han sido colonizadas por las cada vez más poderosas megaempresas, aunque sin perder su identidad.
En el nuevo paradigma esas pesadas empresas multinacionales se transforman en redes multidireccionales y diversificadas alimentadas por pequeñas y medianas empresas a través de recursos como lo de la tercerización para producir y la franquicia para vender.
La tercerización consiste en que una empresa contrate los servicios de otra para producir determinado bien o prestar determinado servicio.
De tal manera una empresa automotriz terceriza la producción de cajas de cambios para sus automóviles comprándoselos a una pequeña empresa que las produce.
La tercerización genera flexibilidad en la capacidad de producción de las empresas que derivan la problemática del empleo o la compra de materiales a empresas menores.
Se ha hecho habitual que las viejas empresas multinacionales se convirtieran en una red de producción tercerizada en países del sudeste asiático o en Latinoamérica donde los sueldos y el contexto impositivo les permiten reducir costos.
Lo que la tercerización es a la producción de bienes y servicios, la franquicia es a la venta.
La franquicia es la instalación de comercios como bocas de salida de productos o servicios que no son propiedad de las empresas productoras, consiste en “un acuerdo contractual mediante el cual una compañía matriz (franquiciadora) le concede a una pequeña compañía o un individuo (franquiciado) el derecho a hacer negocios en condiciones específicas”, según la definición de H. Meyer.
Para dar una idea clara del modelo la mayoría de los Mc Donald’s o los Blockbusters son franquicias, así como los negocios Kodak Express, las academias del IAC (Instituto Argentino de Computación), Bonafide, las confiterías Delicity, Pinturerías del Centro, Medialunas Del Abuelo o El Noble Repulgue.
Además de la tercerización y de la franquicia otra de las variantes puestas en juego por las grandes empresas para posicionarse más competitivamente en el mercado global es la fusión.
Las grandes empresas se fusionan obedeciendo a dos razones fundamentales:
a) La tecnología. Sólo las grandes unidades de producción pueden adquirir la maquinaria que incorpora los últimos adelantos tecnológicos. Además, las fuertes inversiones que implica la incorporación del progreso tecnológico llevan a un aumento de los costes fijos, que exige una planificación y diversificación de la demanda que únicamente son abordables por la gran empresa.
b) El espacio económico. La internacionalización de los mercados amplía el campo de actuación de las empresas que prácticamente abarca todo el mundo. Esta extensión requiere un crecimiento de la dimensión empresarial que sólo es posible conseguir a través de la concentración con otras empresas por medio de la compra o de la fusión.
La fusión de una empresa con otra permite a ambas reducir sus costos ya que a las fusiones le sigue una unificación de determinadas áreas gerenciales. No hay duplicación de tareas sino por el contrario una fusión de sus diversas áreas.
Tanto mediante la fusión o mediante la compra lo que se produce en los mercados es una paulatina pero persistente tendencia a la concentración en pocas manos de diversas áreas de producción o servicios.
Uno de los rasgos característicos de estas empresas fusionadas o conglomerados es que presentan un alto grado de diversificación y/o de integración vertical u horizontal. Un conglomerado de empresas puede coincidir en la actividad o bien diferir, incluso no participar del mismo plano económico.
Así existen bancos que compran empresas, o empresas que compran campos o bosques, empresas de servicios que compran empresas de producción de bienes, así como empresas alimenticias compradas por empresas tabacaleras, por ejemplo.
Una empresa global, fruto de fusiones, conglomerados y compras, está sometida al ciclo económico global. Eso explica la presencia de empresas exitosas en economías nacionales en crisis.
La suma de tercerización, franquicia, fusión y adquisición de empresas hace que la unidad básica en la organización económica del nuevo paradigma no sea un sujeto (empresa, Estado, familia o empresario) sino que la unidad es la red, compuesta por diversos sujetos y organizaciones que se modifica constantemente a medida que se adapta a los entornos.

EMPRESA HORIZONTAL
Otra tendencia de la nueva empresa son los nuevos métodos de gestión, puestos en marcha originalmente por las empresas japonesas.
Uno de ellos es el sistema de suministros, llamado just a time, que anula la existencia de stocks. Los proveedores entregan en el lugar de producción los insumos cuando es necesario que sean utilizados y en las cantidades necesarias. Se produce entonces solo lo necesario que va a ser vendido, no quedando producción sin colocar.
Otra característica es el control de “calidad total”, es decir controlar la calidad del producto en todo su proceso de fabricación y no esperar hasta el final para desechar lo que haya sido mal fabricado. Estos nuevos procesos de gestión generan un ahorro en los costos de producción.
Básicamente se le indica al grupo de trabajo qué es lo que se pretende de ellos, cuáles son los objetivos y las metas, y luego el grupo de trabajo decide en función del logro de esos objetivos las estrategias a aplicar.
Aquí es donde se rompe la verticalidad de la empresa del viejo paradigma que entregaba a los trabajadores las indicaciones precisas de lo que había que hacer, cómo debía hacerlo y en qué momento.
En la empresa horizontal de la nueva economía las directivas son horizontales, son discutidas y resueltas dentro del grupo del mismo nivel.
Así como la empresa vertical depositaba la responsabilidad de lo actuado en la cúpula directiva, la empresa horizontal deposita esa responsabilidad en los propios trabajadores, generalmente altamente calificados. Vivimos en un sistema en que la gente se ve impulsada todo el tiempo a tomar decisiones, a elegir, aún en situaciones de indecisión o desconocimiento de la situación.
Este sistema tiene la particularidad de desespecializar a los trabajadores profesionales convertirlos en “especialistas multifuncionales”; mientras hoy forman parte de un equipo de trabajo mañana pueden formar parte de otro con diferentes metas y funciones. Recordemos que en el viejo modelo un trabajador pasaba toda su vida laboral especializado en una tarea específica.
En este flujo horizontal de trabajo también entra el conocimiento y la innovación y lo que se pretende es que las ideas circulen por los equipos de trabajo para hallar en ellas el factor innovador que permita un salto cualitativo en la empresa. Las nuevas ideas agregan valor al negocio, la innovación es creatividad puesta en funcionamiento.
Como en todo el nuevo paradigma la información es aquí también crucial. La información circula por las redes: redes entre empresas, redes dentro de las empresas, redes personales y redes informáticas.
Por ello las TICs son esenciales para que funcione un modelo tan flexible y adaptable.
La gran empresa horizontal se caracteriza entonces por siete tendencias fundamentales:
1. Se organiza en torno al proceso y no a la tarea.
2. Jerarquía plana.
3. Gestión en equipo
4. Medición de los resultados según la satisfacción del cliente.
5. Recompensas salariales basadas en los objetivos alcanzados por el equipo.
6. Maximización de los contactos con proveedores y clientes.
7. Información y formación de los empleados.
Se entiende por empresa eficiente aquella que es capaz de generar conocimiento y procesar información eficazmente, de adaptarse a la geometría variable de la economía global, de ser lo bastante flexibles para cambiar sus medios con la misma rapidez que cambian sus fines y de innovar siendo esta un arma clave de la competencia.

NUEVA ESTRUCTURA OCUPACIONAL
Las profundas modificaciones que se han manifestado en el plano de la producción y la distribución de la riqueza en los últimos 30 años han impactado profundamente en la estructura ocupacional, es decir, en la forma que adopta el mercado de trabajo.
Sin lugar a dudas fenómenos tales como la reducción del trabajo industrial, el crecimiento del sector servicios, la desmaterialización de la producción mediante la aparición de nuevos “productos” de características culturales, el conocimiento como riqueza, la deslocalización de empresas, la tercerización de las tareas, el predominio de la economía financiera sobre la economía real, la utilización de nuevas tecnologías, el procesamiento de información como factor central del modelo, el aumento de la brecha tecnológica entre países y entre personas, la fuerte concentración de la riqueza en manos de grupos cada vez más pequeños, la desconexión e inutilidad económica de ciertos grupos sociales, regiones o países, la transformación del vendedor en proveedor, el reinado del marketing, el desempleo estructural, la aparición de los NIC (nuevos países industrializados), la búsqueda obsesiva por reducir costos, las caídas salariales, la llegada de la empresa red, la producción flexible, y muchas otras nuevas formas que adopta el paradigma económico producen necesariamente un cambio esencial en la estructura del trabajo.
El cambio en las formas de trabajo afecta a millones de personas en todo el mundo modificando su vida, pero también ese cambio afecta a otros millones de personas no por el trabajo mismo sino por la carencia de él, lo cual también es consecuencia de la transformación en las formas que adopta el concepto trabajo en el nuevo siglo y la falta de trabajo es también una correlación fundamental del nuevo modelo económico global.
Las modalidades del trabajo en el nuevo paradigma van cambiando hacia un nuevo modelo en base a las herramientas tecnológicas propias de la transformación en marcha.
El Nuevo Trabajo se emparenta con la aparición de las formas flexibles de trabajo, por ejemplo, trabajadores contratados a tiempo parcial, llamados “precarios” ya que se encuentran bajo contrato por tiempo limitado, horarios cambiantes en materia de jornada de trabajo, nuevo formato de vacaciones, conexión permanente con el lugar de trabajo, etc.
Dos factores centrales que han afectado las formas de trabajo son:
1) La automatización, que recibe su impulso con el desarrollo de las tecnologías de la información, aumentando de forma espectacular la importancia del aporte del cerebro humano en el proceso de trabajo.
2) Conocimiento. Si lo que aumenta su protagonismo es la inteligencia, lo que lo reduce es el músculo.
Ambos factores lo que redimensionan es la importancia trascendente del conocimiento y en base a esta categoría podemos establecer dos clases de trabajadores del nuevo siglo: el trabajador autoprogramable y el trabajador genérico.
El nuevo trabajo impone convertir al trabajador en un trabajador preparado, capaz y listo para programar y decidir secuencias enteras de trabajo, lo que se llama un Trabajador Autoprogramable.
Mientras el trabajador autoprogramable es el característico del nuevo modelo económico, el trabajador típico del viejo modelo fordista, el de la producción en serie en base a sus capacidades físicas, es el que va retrocediendo en importancia, lo que desaparece es el llamado Trabajador Genérico.
El trabajador genérico es aquel que resulta fácilmente prescindible porque hace una tarea sujeta a una programación ya establecida, que él no establece, un trabajador que carece de iniciativa propia. Este trabajador se caracteriza por una baja calificación (escasos conocimientos) y es el que tiende a engrosar la base de la pirámide salarial.

EMPLEO Y MUJER
Uno de los factores esenciales y determinantes en la nueva modalidad que ha adquirido el empleo en el nuevo paradigma es el de la incorporación masiva de la mujer al mercado de trabajo remunerado en el último cuarto del siglo XX, nunca antes este proceso de inserción laboral de la mujer había sido tan elevado.
En Argentina el 75% de las mujeres que trabajan lo hacen en el sector servicios, y más del 10% trabajan en la industria.
Por otra parte, ese empleo se concentra, dentro del sector servicios, en los llamados servicios sociales y servicios personales. Los servicios sociales se refieren fundamentalmente a salud y educación, mientras los servicios personales lo hacen en relación a cuidados personales como belleza, acompañamiento de ancianos, entrenamiento físico, cocina, servicio doméstico, limpieza, etc.
Esta realidad de que la mujer no ocupe un espacio laboral específicamente femenino, sino que se incorpora a toda la gama de tareas ya realizadas por los hombres, genera en el nuevo paradigma el fenómeno de la discriminación laboral de la mujer.
Al no haber un “espacio laboral femenino” la mujer debe competir dentro del espacio laboral de los hombres, de allí el fenómeno de la discriminación.
La industria electrónica, internacionalizada desde los años 70, emplea sobretodo a mujeres de baja calificación en Asia. Por otra parte, el empleo urbano en los países periféricos es eminentemente informal en el caso de las mujeres, sobretodo en lo que atañe a servicios de comida.
El empleo flexible es el trabajo según “modelo femenino”: flexibilidad total, trabajo a tiempo parcial, a domicilio, subcontratado, independiente y precario.
La discriminación laboral se observa en el hecho de que se paga menos a una mujer que a un hombre por tarea similar.
¿Cuáles son los principales factores que inciden en que la nueva economía haya aprovechado el ingreso masivo de mujeres al mercado laboral buscando mayores beneficios a costa de menores salarios y menor protección legal?
No son razones genéticas ni de capacidades intelectuales las que someten a discriminación a la mujer que trabaja, sino su condición social de sometimiento.
Es el resultado de sociedades creadas, organizadas y comandadas por hombres para su mayor beneficio.
Pero no todo es negativo en el fenómeno del empleo femenino masivo, sino que existen en la condición de la mujer factores positivos respecto a los cuales se le requiere especialmente como trabajadora en el nuevo paradigma: su capacidad de relacionarse, capacidad cada vez más necesaria en la economía informacional, donde la administración de las cosas queda en segundo plano frente a la gestión con la gente.
Pero hay otro factor importante: la flexibilidad. Las mujeres representan el grueso del empleo temporal o a tiempo parcial. Esto se debe a la estrategia familiar en la que la mujer debe enfrentarse al mundo laboral pero también hacer frente a sus responsabilidades en el hogar. Así en la Argentina las mujeres trabajan 35 horas semanales promedio, mientras los hombres lo hacen 46 horas semanales.
Esta realidad familiar también está cambiando en el nuevo paradigma, ya que el ingreso de la mujer al mercado laboral le permite una independencia económica y un aporte al presupuesto familiar que la coloca en una posición de negociación mucho más favorable que otrora dentro del seno familiar, como veremos al analizar la nueva construcción de la familia.

                CUESTIONARIO UNIDAD N°2:
1)     ¿Qué modificaciones en el campo económico genera la revolución de las tecnologías de las comunicaciones que impulsa la transformación del paradigma de la modernidad?
2)    ¿Por qué se denomina al nuevo modelo económico “informacionalismo”?
3)    ¿Por qué se denomina al nuevo modelo económico “Capitalismo cultural”?
4)    ¿En qué consiste el informacionalismo?
5)    ¿Qué lugar ocupa el Estado y el mercado en la posmodernidad?
6)    ¿Qué diferencia existe entre el uso del conocimiento en el pasado y en el presente?
7)    ¿Qué significa la ecuación I+D+I?
8)    ¿Qué lugar ocupa el Estado en la producción del conocimiento por medio de la investigación?
9)    ¿Qué relación podes establecer entre la competitividad y la productividad?
10)  ¿Cuáles son las características de la economía de servicios? ¿A qué sector desplaza?
11)   ¿Por qué se denomina al capitalismo como inmaterial?
12)  ¿Qué ocurre con el concepto de propiedad en el nuevo paradigma?
13)  ¿A qué se denomina “Capitalismo cultural”? ¿Cómo se relaciona con la economía de servicios?
14)  ¿Qué significa que en la posmodernidad se hable de proveedores y usuarios y no de vendedores/proveedores?
15)  ¿Hacia dónde se dirigen en el nuevo paradigma los capitales e inversiones?
16)  ¿Cuáles son las tres formas más importantes para reducir los costos?
17)  ¿En qué consiste la deslocalización?
18)  ¿Por qué se plantea que en el nuevo paradigma la empresa pasa a tener una organización horizontal? ¿a que
19)  ¿Qué significa que una producción sea flexible?
¿Qué significa: ¿tercerización, franquiciación y fusión en el mundo empresarial? Ejemplificar