UNIDADES 2- LA SOCIEDAS POSINDUSTRIAL Y EL CAPITALISMO CULTURAL
REVOLUCIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS DE LAS
COMUNICACIONES:
Toda transformación de época esconde más allá de las circunstancias
políticas o el devenir de los ciclos económicos un cambio tecnológico profundo.
El viejo paradigma se basaba en la tecnología industrial, en el acero como
material, en el petróleo y la electricidad como energía y en el barco, el
ferrocarril o la ruta como transporte.
Todo esto va a comenzar a cambiar a partir de la revolución de la
tecnología de las comunicaciones.
Con ella la robotización llega a límites insospechados, los
superconductores se transforman en el material del futuro, la electrónica como
energía y el aire a través del cual se transmiten los bits de información como
el transporte.
Cuando se habla de Tecnologías de la Información y la Comunicación se
incluyen en ellas a la microelectrónica, la informática, las
telecomunicaciones, la televisión y la ingeniería genética.
Lo que caracteriza a estas nuevas tecnologías es su rápida difusión por
todo el mundo. El grado de avance o retraso de una región pasará a medirse en
base al acceso o no de estas nuevas tecnologías y ya no a la existencia o no de
industrias.
A partir de la revolución de las tecnologías de la información y la
comunicación (TICs) comenzará a hablarse más que de países industrializados y
desindustrializados de regiones conectadas o desconectadas.
La revolución de las comunicaciones tiene un efecto fundamental: la
contracción del tiempo y el espacio. El tiempo y el espacio pasan a ser
dimensiones reducidas a su mínima expresión por efecto de las nuevas
tecnologías de transmisión de datos a distancia de manera instantánea.
Lo que genera este cambio tecnológico es una serie de modificaciones
prácticas en el campo económico que impulsa la transformación de paradigma:
1) La posibilidad de trasladar el sector productivo de una empresa al otro
extremo del planeta buscando menores costos y aun así mantener una permanente
comunicación con el sector de administración y gestión de esa empresa como si
estuviera uno al lado del otro. Este fenómeno lleva el nombre de
DESLOCALIZACIÓN y generalmente responde a la existencia de un centro directivo
de una empresa en el Primer Mundo y su sector productivo instalado en el Tercer
Mundo.
2) La creación de un CIRCUITO DE COMUNICACIÓN GLOBAL en tiempo real por el
cual se puede posibilitar el movimiento de información a nivel planetario,
facilitando el libre flujo del capital financiero mundial.
3) Los nuevos flujos informativos circulan por redes globales
descentralizadas y permiten que los consumidores de información sean también
productores de ella.
4) Las TICs permitieron la reducción de los costos a partir de la
automatización de las industrias (robotización) expulsando a los trabajadores
manuales de baja calificación al desempleo.
5) El conocimiento y la manipulación de la información se convierten en la
riqueza esencial del nuevo siglo.
Pero una
computadora aislada no hubiera revolucionado el mundo tecnológico. Fue la
posibilidad de unir a los ordenadores en red lo que sí lo revolucionó, y ese
paso pudo ser dado gracias al avance de las tecnologías de las
telecomunicaciones.
En 1970 se
inventó el primer conmutador telefónico digital y se produjo por primera vez de
manera industrial la fibra óptica, mientras que en 1969 el Departamento de
Defensa de los Estados Unidos creó el ARPA una red de comunicación electrónica
que con el tiempo daría forma a la actual Internet, en 1974 se crea el
protocolo TCP que servirá de base a la expansión global de la red Internet, en
1990 se idea el hipertexto y el protocolo de transmisión http, en 1994 se
inventa el primer explorador de Internet, el Netscape, en 1999 se crea el
Messenger, en 2005 los usuarios conectados a banda ancha superan a los conectados
vía modem.
Como se ve
no resultará casual que otra vez sea en los comienzos de los años 70 el momento
clave en el que se concentran los cambios. Es allí donde germina el nuevo
paradigma.
A partir de
este tiempo la capacidad de los chips fue cada vez más en ascenso mientras su
costo fue cada vez más en descenso.
En 1977 se
creó la primera computadora Apple, a lo cual respondió IBM en 1981 con la
generación de su Personal Computer (PC) que por su facilidad de ser copiada se
hizo la más popular en el mundo.
En 1976 dos
jóvenes que abandonan la facultad de Harvard, Bill Gates y Paul Allen, fundan
Microsoft.
La nueva
economía basada en los procesos informáticos permite reducir costos, y este
valor resultará irresistible para la economía del nuevo paradigma.
Puede
resumirse el cambio tecnológico en 7 factores de transformación:
1) El
cambio del paradigma basado en el petróleo al paradigma basado en la
información.
2) La
desmaterialización de la producción (miniaturización o invisibilidad).
3) El
aumento de la tasa de innovación. El ciclo de vida de un producto se considera
muerto ya que el recambio es casi inmediato.
4) La
expansión de las comunicaciones que permite la actualización del conocimiento
de manera permanente y sin restricciones.
5) Cambio
de paradigma en la organización de la producción para hacerla más competitiva
mediante la utilización de nuevas teorías de gestión más adaptadas al esquema
de red, holístico, que al viejo estilo jerárquico, vertical y fragmentado.
TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS
CAPITALISMO CULTURAL EL INFORMACIONALISMO
Abordar el
costado económico del nuevo siglo es explorar las formas que asume la
acumulación de riqueza dentro del nuevo modelo de comprensión de la realidad.
Así como ha
pasado con la nueva cultura, cuyo nombre se ha puesto en debate, si
posmodernidad o si hipermodernidad, este nuevo modelo económico que pasa a
sustituir al viejo industrialismo se le han colocado diversos nombres:
posindustrialismo (D. Bell), poscapitalismo (P. Drucker), acumulación flexible
(D. Harvey), informacionalismo (M. Castells) o capitalismo cultural (S. Zizek).
Asumimos lo
de informacionalismo, porque recoge el factor esencial del cambio del paradigma
económico, el uso de la información, y el de capitalismo cultural, porque
revela el tipo de consumo predominante, si bien posindustrialismo y acumulación
flexible responden también a rasgos característicos del nuevo modelo.
El informacionalismo es una reestructuración del sistema capitalista a
fines del siglo XX en la búsqueda de sobrevivir a la crisis del industrialismo,
adaptándose a las sustanciales transformaciones que se registran. Se caracteriza por la
globalización de las actividades económicas centrales, la flexibilidad
organizativa y un mayor poder de la empresa en relación con los trabajadores,
lo cual constituye una disolución del Estado de Bienestar, piedra angular del
viejo paradigma.
El nuevo
modelo económico tiene cuatro metas esenciales:
1.
Profundizar la lógica capitalista en búsqueda de mayores beneficios.
2. Aumentar
la productividad del trabajo y el capital. Obtener entonces cada vez mayores
ganancias tanto de la inversión productiva como de la especulación financiera.
3.
Globalizar la producción y los mercados. Hacer del mundo un solo mercado para
vender bienes y un solo espacio para producirlos, sin importar ya las fronteras
nacionales.
4.
Conseguir el apoyo estatal para esta reestructuración, aún a costo de la
protección social y el interés público. Con este último punto surgirá la crisis
de pérdida de credibilidad y legitimidad de la clase política, que abandona la
defensa de los intereses comunes por el beneficio de un sector en particular,
el sector del poder económico.
Flexibilidad
y adaptabilidad son elementos que se generan al calor de las posibilidades que
entregan las TICs.
El núcleo
central del nuevo modelo lo ocupa la Información como materia prima, como lo
señala Christopher Freeman “el cambio de paradigma puede contemplarse como el
paso de una tecnología basada fundamentalmente en insumos baratos de energía a
otra basada sobre todo en insumos baratos de información derivados de los
avances en la microelectrónica y la tecnología de las comunicaciones”.
Uno de los
elementos de importancia del modelo económico radica en que sus principios se
trasladan al aspecto social y cultural de las sociedades.
Así como el
industrialismo (modernidad) era así llamado no solo porque era una sociedad con
industrias, sino porque era aquella sociedad donde las formas sociales y
tecnológicas de la organización industrial impregnaban todas las esferas de la
actividad humana con su sentido de progreso permanente y estructuración
vertical y jerarquizada; la sociedad de la información no es solo una sociedad
con información, sino en la que la información ocupa la totalidad de los
espacios sociales, públicos y privados.
La Cumbre
Mundial sobre la Sociedad de la Información, realizada en el año 2003, califica
en su Declaración de Principios a la sociedad de la información como una
sociedad en la que “...todos puedan crear, acceder, utilizar y compartir la
información y el conocimiento, para hacer que las personas, las comunidades y
los pueblos puedan desarrollar su pleno potencial y mejorar la calidad de sus
vidas de manera sostenible”.
Resumiendo,
los rasgos que constituyen el núcleo del paradigma del Informacionalismo son
los siguientes:
1. La
información es su materia prima: Los productos de las nuevas industrias de la
tecnología de la información son aparatos para procesar la información o
productos y servicios que son en sí mismos información procesada.
2. Alta
capacidad de penetración de los efectos de las TICs: todos los procesos de
nuestra vida cotidiana están mediados por la nueva tecnología aún los
hogareños.
3.
Convergencia tecnológica: allí donde existen elementos que utilizan las nuevas
tecnologías existe la capacidad de conectarlos con otros construyendo una
tipología de red.
4.
Flexibilidad: Los procesos que se alimentan de datos son reversibles, pueden
modificarse y reordenarse, reconfigurarse con gran fluidez. Puede cambiar de
arriba abajo la organización sin destruirla.
El nuevo modelo económico es capitalista a la usanza del capitalismo de fines
del siglo XIX, un capitalismo con un único objetivo que no admite ninguna
limitación: solo la ganancia.
Y es
diverso porque no existe un solo modelo informacional, sino que según las
culturas y las instituciones el modelo varía. Así el informacionalismo japonés
difiere del norteamericano y ambos difieren del alemán.
Sintetizando,
el nuevo paradigma económico es informacional porque la productividad y la
competitividad de los agentes económicos (sean empresas, regiones o naciones)
dependen fundamentalmente de su capacidad para generar, procesar y aplicar con
eficacia la información basada en el conocimiento.
El modo
específico de aumentar la productividad define un sistema económico, y la
acumulación de riquezas del nuevo paradigma se basa en la información.
El informacionalismo, además, tiene la particularidad de ser global, porque
la producción, la circulación y el consumo se dan a escala global (capitales,
mano de obra, materias primas, gestión, información, tecnologías, mercados). El
mercado vuelve a ser el escenario principal de la relación humana, libre ya de
las regulaciones estatales que le impuso el Estado de Bienestar del paradigma
industrialista.
La propiedad privada conserva toda su vigencia, aunque con un importante
cambio: ya no es la centralidad de la propiedad material, ya que en el
informacionalismo la información y el conocimiento se han transformado en la
más preciada propiedad, la propiedad de un bien inmaterial.
Todos los conflictos mundiales planteados por la búsqueda de reconocimiento
de las patentes lo demuestran. La patente de invención es la forma mediante la
que el nuevo paradigma registra la propiedad privada. Lo que importa no es
poseer una máquina sino la idea que dio forma a esa máquina, lo que importa no
es producir un medicamento sino poseer el conocimiento que permite acceder a la
fabricación del medicamento.
La patente es la nueva forma de proteger la propiedad en el informacionalismo,
porque la patente protege la propiedad intelectual, el conocimiento, la
información, la verdadera riqueza.
EL CONOCIMIENTO COMO FUERZA PRODUCTIVA
El conocimiento sacó al Hombre de la edad de piedra para llevarlo a la edad
del hierro, el conocimiento llevó al Hombre de la caza a la recolección y de la
recolección a la agricultura, el conocimiento construyó civilizaciones, el
conocimiento introdujo al Hombre en la ciencia y de la ciencia desprendió la
industria, el conocimiento hizo el viaje desde el vapor al petróleo y del
petróleo a la microelectrónica.
La Historia del Hombre es la historia de su conocimiento, pero a ninguna
otra etapa de la evolución humana se le dio el nombre de Edad del Conocimiento,
¿por qué a esta sí, entonces?
La diferencia entre este tiempo respecto al uso del conocimiento en
relación a tiempos pasados en primer lugar es que se aplica el conocimiento a
aparatos de generación de conocimiento que generan un círculo de
retroalimentación acumulativo entre la innovación y sus usos.
En segundo lugar, el cambio tecnológico producido a fines del siglo XX ha
volcado la balanza claramente a favor de los trabajadores calificados (aquellos
que poseen mayores conocimientos) Como sostiene el filósofo Jurgen Habermas, la
información técnico-científica constituye la principal fuerza productiva de
nuestro tiempo.
Por eso el título de sociedad posindustrial que se le otorga a nuestro
modelo económico debe entenderse en función de que las actividades de servicios
ocupan el lugar más importante en la generación de riqueza, por sobre las
actividades industriales. Esto no significa que la industria haya desaparecido,
porque incluso gran cantidad de servicios se encuentran íntimamente vinculados
a actividades productivas.
El Banco
Mundial, que es uno de los organismos globales que ha puesto el acento sobre
este particular tema de la conversión del conocimiento en riqueza acuñando una
ecuación: K4D, Conocimiento para el Desarrollo (Knowledge for Development).
Por lo tanto, en este tiempo, por primera vez en la historia humana, la
mente es una fuerza productiva directa.
Las nuevas tecnologías del conocimiento cubren todo el planeta, pero que
todavía millones de personas carezcan de acceso a ellas nos enfrenta a una
cuestión de responsabilidad política y no a un problema tecnológico.
Una particularidad de nuestro tiempo es que en el pasado todas las
innovaciones tecnológicas se redujeron inicialmente a un tiempo y a un espacio
geográfico limitado que lentamente se fue ampliando, así la revolución industrial,
nacida en Inglaterra, tardó más de dos siglos en expandirse por todo el mundo;
pero en la actualidad las TICs se han extendido por todo el globo a una
velocidad relampagueante.
Esto no quiere decir que todos los habitantes tengan acceso a las TICs,
pero en general la desigualdad de acceso no se refiere a regiones completas que
quedan aisladas sino a segmentos de población desconectados lindantes a
poblaciones conectadas.
Para sostener la validez de la afirmación de que el Conocimiento es una
fuerza productiva debe sumarse una segunda ecuación a la ya mencionada del K4D,
que es la de I+D, Investigación y Desarrollo.
La causa fundamental de la pobreza en el siglo XXI se debe a la falta de
conocimiento. En un informe el Banco Mundial se reconoce que “la distancia que
separa a los países ricos de los países pobres es mayor en relación con la
generación de conocimientos que con los niveles de ingreso”.
¿Pero qué es Investigación y
Desarrollo?
Investigación
y Desarrollo es poner en marcha un proceso de investigación científica con el
objetivo de alcanzar una meta (descubrimiento, invención, actualización) y una
vez alcanzado el objetivo inmediatamente esa investigación se plasma en una
acción de desarrollo, en un producto o en un servicio, sin mediar casi tiempo
entre la Investigación y el Desarrollo.
Por eso la
investigación está íntimamente ligada a los recursos económicos destinados a
ella (que son en general muy altos) y fundamentalmente relacionada con las
acciones de desarrollo que se llevarán a cabo luego, que redundarán en
beneficios económicos en el mercado de consumo.
El proceso de creación ya no es un hecho
solitario como en el siglo XIX en el que el científico trabajaba aislado en su
gabinete, hoy la creación científica es un proceso colectivo. Esta unión
interactiva de científicos, entidades, capital y técnicos es el corazón de la I+D+I (innovación).
Pero en
este juego interactivo hay un elemento central que es el Estado. En este
particular factor del Nuevo Paradigma el rol del Estado no es estar ausente
sino ser protagónico ya que se necesita su decisión política para poner en
marcha estos entornos de interacción del conocimiento.
Quizás en
muy pocos lugares del nuevo paradigma el Estado tiene habilitada su activa
participación como en la I+D+I.
El Estado debe cumplir con 4 decisiones políticas para facilitar el
funcionamiento de un entorno provechoso de Investigación y Desarrollo:
1) Establecer metas. Determinar hacia donde debe conducirse la política de
investigación de cada nación, si, por ejemplo, debe promoverse la investigación
en tecnologías informáticas, o hacerlo en tecnologías de alimentación, o bien
en tecnologías sanitarias, por ejemplo. Esta elección de las metas depende del
proyecto de cada nación.
2) Establecer estrategias. Una vez clarificadas las metas es necesario
definir de qué manera se cumplirán esas metas mediante la construcción de
estrategias. Esas estrategias deben ser fijadas por el Estado.
3) Financiar. La Investigación y Desarrollo es una ecuación que genera riquezas,
pero también es un proceso muy caro. Se necesita la asignación de importantes
presupuestos para desarrollar investigaciones, y por lo general no es el
capital privado el que arriesga en ello, sino el estado mediante financiación
directa o bien aportes crediticios para la actividad privada.
4) Dirigir. Con metas claras, estrategias definidas y capitales asignados,
resulta imprescindible que exista una cabeza rectora de las actividades de
I+D+I que conduzca las estrategias hacia las metas fijadas y controle la
asignación de recursos. Esa cabeza rectora no es otra que la del Estado.
Japón, Corea, Taiwan, Alemania, India, China; todas regiones de fuerte
incidencia de la I+D+I en su crecimiento han contado con metas, estrategias,
financiación y dirección de parte del Estado.
La Argentina escasamente alcanza el 0,53% de su PBI en inversión en
Investigación y Desarrollo (similar a la media latinoamericana que es del
0,54%)
Productividad es la capacidad de incrementar el volumen de producción a
menores costos en similar cantidad de horas de trabajo.
Pero, desde el punto de vista de los agentes económicos, la productividad
no es un fin en sí mismo, sino un paso a mayor hacia la competitividad, cuya
motivación es la rentabilidad.
La Productividad es el primer paso hacia una mayor competitividad, pero
frente a igualdad de condiciones productivas prima la calidad del producto, e
inclusive en muchas circunstancias el cliente privilegia la calidad por sobre
el costo.
Pero la competitividad no termina en la suma de productividad y calidad,
hay un tercer factor que participa activamente en el complejo entramado de la
competitividad, es su última frontera: la innovación, ya que en un mundo que
privilegia el cambio y la generación permanente de deseos, la novedad resulta
en sí misma todo un atractivo al consumo.
Productividad + Calidad +
Innovación Tecnológica = Competitividad.
Cuando se habla de innovación tecnológica no debe entenderse solamente un
descubrimiento de alta tecnología sino en muchos casos modificaciones mínimas,
formales o de procesos en un producto que lo renuevan y lo relanzan a la oferta
competitiva.
Un cambio de modelo, una modificación en el packaging, un agregado en el
diseño, un servicio adicional, puede resultar una innovación para el mercado.
Una economía competitiva se vuelve rentable, obtiene beneficios en el
mercado global, mediante la creatividad, los bajos costos, el sostén financiero
y el grado de acceso a los mercados globales.
Si una nación produce solo bienes indiferenciados, que pueden hacerse en
muchos lugares, lo que está produciendo son los llamados coomotidies, y en este
caso solo podrá competirse por precio.
En el ranking de competitividad de las naciones del Foro Económico Mundial
la Argentina ocupa el puesto 85, México el 58, Brasil el 53 y Chile el número
31.
Por “posindustrial” se entiende que el sector secundario de la economía, la
industria, ha dejado de ser el líder dentro de la nueva economía.
En el período 1970-1990 la proporción del peso del sector industrial dentro
de las economías desarrolladas bajó de un promedio del 29% a un promedio del
22%, y el sector de los servicios se ubicó en el orden del 70%.
Las economías ricas se están desindustrializando paulatinamente, lo cual no
significa que reduzcan su potencial de generar riqueza, ya que lo que se pone
en marcha es la deslocalización: los procesos industriales, que van perdiendo
espacio en el mundo desarrollado se marchan a espacios del mundo periférico.
Países como Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia se están convirtiendo en
economías de servicios, de hecho, en la actualidad el sector servicios produce
más de la mitad del valor añadido de la economía mundial.
Ahora bien, si la nueva economía es una economía de servicios, ¿qué es el
sector servicios?
La definición del sector servicios es un quebradero de cabezas para los
expertos, que no se ponen de acuerdo en limitar el campo de los servicios, y
que incluso ha dado forma a la apertura de un cuarto sector, el cuartario, o de
los servicios avanzados.
La revista especializada The Economist comentaba esta realidad mediante una
humorada: “los servicios son todo aquello que se vende en el mercado pero que
no se te puede caer en un pie”, incluyendo en ello el trabajo de los
profesionales (legales, contables, asesorías), los empleados de comercio, los
transportes, las comunicaciones, la atención sanitaria, el cuidado educativo,
el entretenimiento, las actividades de ocio, los programas gubernamentales de
atención social.
En el viejo paradigma las empresas de servicios eran algo relacionado y
subordinado con la oferta de bienes, en el nuevo paradigma en cambio las
empresas de servicios juegan un papel cada vez más destacado en la producción
de bienes.
Daniel Bell lo define de la siguiente manera: “si una sociedad industrial
se define por la cantidad de bienes como indicador del nivel de vida, la
sociedad posindustrial se define por la calidad de vida medida por los
servicios y las comodidades (salud, educación, diversión y habilidades)”.
La economía industrial se mide por cantidad de bienes producidos, mientras
que la economía de servicios se mide por la calidad de vida de la que se goza
por la relación entablada entre un proveedor de servicios y un usuario de
ellos.
Por eso que los países poderosos dejen de fabricar en su territorio para
enviar las industrias a otras regiones y países, no significa que pierdan poder
económico.
El proceso de predominio de los servicios se fue acelerando cada vez más
con la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, que comenzó a verse
poblado de actividades antes reservadas al hogar.
La economía de servicios hace que el lugar de los bienes lo pase a ocupar
el tiempo, ya que los servicios suponen una relación entre seres humanos
(aunque mediatizado por una operación comercial) y no a una relación entre un
hombre y una cosa.
Le economía de servicios es clara demostración de la desmaterialización que
propone la nueva economía, la economía del Capitalismo Cultural.
CAPITALISMO INMATERIAL,
CAPITALISMO CULTURAL
Por lo analizado anteriormente la economía industrial presencia como sus
productos se van desmaterializando en tanto penetran en el sector servicios.
Por eso la frontera entre “qué es” servicio y que no se torna difícil de
señalar.
Pero cuando se habla de una nueva economía en la que es tan difícil
establecer la diferencia entre servicios y producción de bienes, se habla de
una economía en la que los bienes se “transforman” en servicios, los bienes se
vuelven inmateriales.
Los bienes son cada vez más interactivos e intensivos en información. Su
valor consiste cada vez menos en su entramado físico y más en el acceso que
permiten a los servicios.
Así es que los teléfonos celulares se regalan y el servicio se cobra. Los
bienes se interpretan solo como plataformas en que se vierten los servicios.
Esta circunstancia cambia el concepto de propiedad. Nuestra idea de la
propiedad cambia, se pierde la noción de “mío” y “tuyo”, no se aspira a poseer
la cosa sino a poseer lo que esa cosa significa. No se está accediendo a un
bien industrial sino a una experiencia.
En el nuevo paradigma el sentido de propiedad se transforma, la propiedad
de “una cosa”, factor que era central en el capitalismo industrial, inclusive
las formas de adquisición de bienes se están relativizando con el avance de
nuevos modos del poseer, como alquiler, leasing o acceso ocasional.
Los beneficios de estos diarios virtuales por Internet o diarios reales
entregados gratuitamente en la vía pública se registran mediante los ingresos
por publicidad.
Un ejemplo de esto se encuentra en la adquisición de un automóvil. Cuando
un auto se vende no se vende solo un bien, se vende con él un servicio, porque
el automóvil forma parte central de nuestra vida y es factor de identidad
personal.
Gilles Lipovetsky acuñó un nuevo concepto que es el de “consumo emocional”,
ya que sostiene que el consumidor de hoy aporta algo emocional cuando adquiere
una mercancía. Su prioridad no es la posesión de “la cosa” sino la búsqueda de
satisfacción emocional, de placer, de seguridad.
Previamente Baudrillard había establecido una explicación para este
fenómeno basada en el concepto de “valor signo”.
La economía capitalista se ha manejado desde el siglo XIX con dos conceptos
enunciados por Carlos Marx, el “valor de cambio” y el “valor de uso”.
Marx sostenía que natural y originalmente la mercancía tiene un valor de
uso, es decir el valor que la cosa tiene en relación al uso que se va a dar a
partir de las necesidades naturales de quien la consume, y que el capitalismo
industrial transforma ese valor de uso en valor de cambio, es decir, le asigna
a la mercancía un elemento adicional que es el trabajo socialmente necesario
para producir el bien.
Mientras que las necesidades naturales que originan el valor de uso no
permiten establecer equivalencias según los diversos bienes (no pueden
compararse dos necesidades, ambas son igual de valiosas) sí pueden compararse
las cantidades de trabajo (socialmente necesario) que tienen las diversas
mercancías. Por ejemplo, si en una mercancía A hay dos veces más trabajo que en
una mercancía B, la mercancía A tiene un valor de cambio 2 respecto a la B.
Lo que dice Baudrillard es que hoy ya no se intercambian mercancías por su
valor de uso ni por su valor de cambio, sino que se lo hace por su “valor
signo”, por lo que significa esa cosa para quien la compra, que no tiene
relación con su utilidad material ni con su precio sino con la función de los
bienes de ser comunicadores de un significado, de responder a una motivación,
una emoción, una vivencia, una sensación, un gusto, una identidad.
Y esta presencia del signo dentro del consumo nos coloca fuera incluso del
aspecto comercial o económico y nos inserta de lleno en el ámbito cultural.
Como los servicios no pueden poseerse, no pueden retenerse, acumularse ni
heredarse, una economía de servicios como la actual supone una relación entre
dos personas y no entre una persona y una cosa, estamos pues frente a una
relación cultural.
Aquí es donde el informacionalismo se transforma en Capitalismo Cultural,
también llamado Capitalismo Inmaterial, cuando la información deja de ser un
dato técnico para transformarse en una necesidad individual que ocupa cada vez
más y más todos los aspectos de la vida humana.
Los consumidores consumen sensaciones, la compra de “cosas” es solo un factor
secundario, como un subproducto de lo anterior.
Los países ricos ya han superado el umbral del consumo de bienes y se
zambullen en el de experiencias culturales.
El consumidor ya no se pregunta “qué quiero tener”, sino “qué quiero
experimentar”.
Así hoy ya no se venden autos sino “la experiencia de conducir”, no se
venden sillones sino “la experiencia del descanso placentero”, no se vende ropa
sino “la experiencia de vestirse”, no se venden discos sino “la experiencia de
escuchar el mejor sonido”, no se venden televisores sino “la experiencia de ver
la imagen más real”, no se vende fútbol sino “la experiencia de la pasión”.
Afirma el analista Rolf Jensen que “hemos vivido como cazadores y
granjeros, hemos trabajado en fábricas y ahora vivimos en una sociedad basada
en la información cuyo ícono es la computadora. Nos enfrentamos a la quinta
manera de la sociedad: la Sociedad de los Sueños. Los productos del futuro
deberán agradar a nuestros corazones y no a nuestras cabezas. Es el momento de
agregar valor emocional a los productos y servicios”.
La estrategia de las empresas no es tanto vender, sino volver a venderle a
la misma persona, el objetivo de las nuevas empresas es establecer relaciones
permanentes con sus clientes. La idea es que los productos son efímeros, pasan,
pero los clientes siempre quedan. Y de esto se encargará el marketing.
La mercantilización de las relaciones humanas es por lo tanto una realidad
del nuevo paradigma. Cualquier instante de nuestro tiempo libre se rellena por
algún tipo de conexión comercial, convirtiendo así al tiempo en el bien más
escaso.
Estamos en presencia de un modelo económico que todo lo ocupa, un
capitalismo que recubre toda la cultura casi sin dejar vacíos.
El verdadero ombligo del nuevo paradigma ya no es la plaza pública de la
modernidad, donde el pueblo se reunía en espacios abiertos y públicos, sino que
lo constituye el centro comercial, territorio privado de encuentro, reino del
consumo.
Cultura y mercado resultan la ecuación ideal para el consumo de hoy, y el
shopping es su ícono.
Hoy un centro comercial provee accesos a experiencias de todo tipo:
conferencias, espectáculos, conciertos, exposiciones, comidas, desfiles,
encuentros con amigos, etc.
La industria del entretenimiento es el motor del nuevo paradigma económico
como la industria militar fue el motor del viejo capitalismo industrial.
En el Capitalismo Inmaterial los bienes culturales son centrales y las
formas y contenidos de la comunicación son bienes culturales por excelencia.
La obsolescencia planificada consiste en introducir en el comprador el
deseo de poseer algo un poco más nuevo, un poco mejor, un poco antes de lo
necesario” Por ello la industria cultural es la que más está creciendo en la
economía mundial
El cine, la radio, la televisión, la industria de la grabación, el
turismo23, los hipermercados, los centros de entretenimiento, ciudades y
parques temáticos, la moda, la cocina, los deportes y juegos profesionales, las
apuestas, el bienestar, los mundos simulados y las realidades virtuales; son la
vanguardia del nuevo paradigma económico.
El capitalismo cultural es un capitalismo hecho de bienes inmateriales,
donde el mercado todo lo ocupa, donde quedan escasos espacios privados
apartados de la comercialización omnipresente, la de las experiencias
culturales.
Hoy en día las empresas consideran la propiedad física más como un gasto
que como una inversión. Es el capital intelectual la “fuerza motriz” de la
nueva era.
La riqueza ya no reside en el capital físico sino en la imaginación y la
creatividad humana, en la capacidad de investigar e innovar.
Las empresas, reducen sus inventarios, ceden sus equipos, disminuyen sus
activos en propiedades, venden sus plantas y subcontratan en pequeñas y
medianas empresas la fabricación de sus productos, en su totalidad o en partes,
generando de una megaempresa una empresa-red, todo buscando la reducción de
costos y la mayor competitividad. Pero nunca venden su “capital intangible”
constituido por los cerebros del conocimiento y la innovación.
Los llamados “intangibles” son los bienes más valiosos de las empresas.
Entre los intangibles encontramos, además del capital intelectual, a la
reputación corporativa, la marca corporativa, la imagen y la cultura
corporativa.
El concepto de propiedad se apoyó durante siglos en la idea de que lo
valioso es poseer un activo físico. Pero en el nuevo paradigma el concepto del
tiempo se ha modificado sustancialmente, comprimiéndose hasta desaparecer. Hoy
se vive en la “cultura del nanosegundo”, donde lo efímero cubre toda consideración
temporal, donde la innovación constante es la norma y todo queda anticuado casi
de inmediato, y aquí es donde la noción de propiedad se vuelve problemática.
¿Para qué poseer en un mundo de cambio vertiginoso? En una economía en la que
el cambio es la única constante, cada vez tiene menos sentido “tener”. Hoy,
cuando el mercado ha pasado de la compra de bienes al consumo de servicio como
elemento directriz de su actividad con el objetivo de vivir experiencias, los
vendedores y compradores se convierten en proveedores y usuarios.
EL NUEVO PODER ECONÓMICO:
SERVICIOS FINANCIEROS
A partir de la ampliación del mercado a escala global para permitir un
aumento de productividad y de beneficios se hizo necesaria la circulación libre
de capitales como un factor primordial del nuevo paradigma.
El flujo de capitales se convierte en el verdadero sistema nervioso del
modelo.
CAPITAL – ESTADO - TRABAJO
En 1980 el porcentaje de capital financiero en circulación sobre el PBI no
superaba el 10% en ningún país industrializado. Pero una década más tarde ese
porcentaje alcanzó el 72% en Japón, el 122% en Francia y el 110% en EE.UU.
Pero semejante acumulación de capital no se encuentra sometida al control
de los Estados nacionales ya que circula por los flujos financieros liberados
de carácter global, fuera del control soberano de los estados.
El viejo conflicto Capital-Trabajo ya no ocupa el lugar central en nuestra
sociedad, es lo que sostiene el filósofo francés Olivier Mongin en base a este
escenario.
El flujo de capitales se ha transformado en un verdadero sistema nervioso
del modelo económico fruto de un mercado financiero mundial totalmente
desregulado y de la aplicación de las TICs que permiten una conexión
interplanetaria absolutamente instantánea.
La posibilidad de movilizar dinero de un extremo al otro del planeta en
cuestión de segundos genera un flujo financiero que alimenta las economías,
pudiendo llevarlas a la expansión o a la bancarrota de manera súbita.
Los capitales buscan rentabilidad y donde creen poder obtenerla se agolpan
para ingresar, pero de la misma manera una vez que detectan que exista algún
“peligro” para sus beneficios de manera rápida abandonan ese destino dejando
tras de si dramáticas crisis.
Estas crisis se han ido desgranando en la última década teniendo por
escenario a México, Rusia, Corea, Indonesia, Turquía, Brasil, Argentina, y en
los últimos años Islandia, Irlanda y Grecia. Lo que diferencia al flujo
financiero del dinero del circuito productivo, es lo que diferencia a la
llamada economía real de la economía virtual.
Dinero “que flota sobre el piso. Corrientes de vida invisible... El sistema
electrónico... Los números verdes en la pantalla...” relataba el novelista
norteamericano Don De Lillo haciendo alusión al fenómeno financiero.
Los nuevos capitales se dirigen entonces hacia las TICs y al mercado
financiero en busca de mayores beneficios. Estas actividades son las que
producen mayor acumulación de capitales en el nuevo paradigma.
FLEXIBILIDAD Y
DESREGULACIÓN-REDUCCIÓN DE COSTOS
Reducir costos fue la principal respuesta que la economía internacional
encontró para dar solución a la crisis desatada en los años 70 que hirió de
muerte al viejo paradigma.
Cuando se desató la crisis del viejo modelo industrial avanzado en los años
70 la retracción de los mercados (menor demanda) produjo una gravísima recesión
mundial que puso por el piso las ganancias de las empresas y llevó a las
grandes industrias productoras de bienes a buscar salida a sus productos
masivamente manufacturados mediante la ampliación de los mercados,
globalizarlos previa desregulación del comercio internacional.
Una vez liberado el comercio internacional, se desató la lucha por la
competitividad (competencia comercial entre naciones y entre empresas) y como
mencionamos anteriormente la clave para el aumento de la competitividad es
mayor productividad, reducción de costos e innovación tecnológica.
El primer paso fue entonces la reducción de los costos para bajar los
precios con el objetivo de hacerlos más atractivos a la escasa demanda.
Se han practicado 3 formas básicas para reducir costos y todas ellas
apuntan a un mismo objetivo: el salario del trabajador.
1) Sustituir las fuentes más caras de trabajo asalariado por otras más
baratas. Esto condujo a la feminización de la fuerza de trabajo y a la
contratación de trabajadores inmigrantes, a menudo ilegales, o trabajo
infantil.
2) Sustituir las fuentes más caras de trabajo asalariado por otras más baratas,
pero movilizando las industrias más allá de las fronteras nacionales, es el
fenómeno llamado de deslocalización de industrias.
3) Sustituir la fuerza de trabajo menos calificada mediante la
automatización y la robotización, aquí es donde entra en acción la innovación
tecnológica.
Estas variantes giran sobre el mismo factor de reducción: el salario, y se
registran tanto en los países del centro como en los de la periferia.
Las actividades que antes eran locales se trasladan de localidad hacia
lugares lejanos, y también localidades que reciben actividades que hasta
entonces le eran ajenas a su cultura.
Así, los precios locales (sean de bienes de consumo o de salarios) dependen
cada vez menos de la situación local y nacional y fluctúan junto a los precios
del mercado global (de precios y de salarios).
Cuando el capital productivo se moviliza de manera tan dinámica como sucede
en el mercado global tiende invariablemente a dirigirse a los países cuyos
trabajadores ganan salarios más bajos.
Pero no todo es bajar salarios para disminuir los costos, sino que debe
tenerse en cuenta el marco en el que se dan esos bajos salarios, es decir, la
infraestructura de comunicación con que cuenta el lugar donde están los
trabajadores baratos o el contexto político de la región o la educación de la
fuerza de trabajo, entre otros.
Por eso se explica que, en lugares de escaso costo salarial, como en los
países de África, no se haya producido una oleada de inversiones; y sí se haya
producido en el Sudeste Asiático donde los niveles salariales son más bajos
pero los niveles educativos de los trabajadores son considerables, la
estabilidad política es mayor y la tecnología de comunicaciones alcanza cotas
altas.
Las Corporaciones Multinacionales rompen la cadena física de fabricación de
sus productos y sitúan sus eslabones en diferentes países del mundo,
dependiendo de cuáles les reporten más ventajas y mayores beneficios.
Por lo general esos beneficios perseguidos por las empresas que
deslocalizan su producción son de carácter impositivo (pagar menos impuestos
que en sus países de origen), ambientales (contar con legislaciones más
permisivas que en sus países de origen en lo que hace al deterioro de los
recursos naturales) y salariales (poder abonar salarios más bajos que los que
les deberían abonar a los empleados si sus fábricas se quedasen en sus países
origen).
Este panorama explica la razón de por qué los Estados están perdiendo su
condición de nodos de la red internacional. Hoy podría decirse que son los
Estados los que se insertan en los mercados, y no las economías las que están
insertas dentro de las fronteras estatales.
Por otra parte, la deslocalización no tiene límites en su extensión, ya que
empresas dedicadas a tercerizar servicios en el exterior de empresas del primer
mundo, han comenzado a su vez a deslocalizarse para encontrar la mejor ecuación
entre cercanía geográfica y bajos salarios
Por ejemplo, las empresas indias de cal centers que se ocupan de una
actividad que empresas del primer mundo deslocalizan y tercerizan, a su vez se
deslocalizan buscando mayor competitividad, así las empresas indias son de los
mayores empleadores en Irlanda del Norte, ya que desde allí asisten a empresas
británicas que los contratan. Lo mismo hacen instalándose en México o Chile
para asistir a empresas contratantes de Estados Unidos.
PRODUCCIÓN
FLEXIBLE Y EMPRESA HORIZONTAL
La empresa del viejo paradigma económico estaba estructurada de manera
vertical y con una clara división del trabajo. Las directivas emanaban desde la
cima del poder en la organización y debían ser acatadas y puestas en práctica por
los sectores inferiores, que a su vez estaban divididos claramente en razón de
sus tareas.
Pero, como veíamos inicialmente, este modelo de gestión productiva encontró
su agotamiento cuando el cambio tecnológico volvió obsoleto al sistema de
producción en serie que se mostró rígido, incapaz de acomodarse a los cambios
que el nuevo tiempo imponía, se impuso la necesidad de la flexibilidad.
La flexibilización productiva quiere decir unidades de producción que
puedan producir masivamente en momentos de alta demanda, pero que puedan
desactivarse y reprogramarse cuando existan variaciones en la demanda del
mercado o en los insumos tecnológicos.
El nuevo modelo económico está sometido al poder de la demanda, a
diferencia del viejo modelo que funcionaba según el dictado de la oferta.
Producir a pedido, producir cuando hay demanda, producir más cuando hay más
demanda, pero también producir menos cuando la demanda cae.
Este es un sistema en el que el consumidor es demandante y tiene poder para
forzar a los productores a hacer lo que ellos quieren, toman decisiones, han
dejado de funcionar detrás de la publicidad. Ese consumidor pone al productor
en necesidad de ser flexible para reaccionar ante sus demandas.
Otro factor de la flexibilidad es la importancia productiva de las pequeñas
y medianas empresas, que a primera vista parece un triunfo sobre las grandes
empresas, pero que en realidad es todo lo contrario. Las pequeñas y medianas
empresas han sido colonizadas por las cada vez más poderosas megaempresas,
aunque sin perder su identidad.
En el nuevo paradigma esas pesadas empresas multinacionales se transforman
en redes multidireccionales y diversificadas alimentadas por pequeñas y
medianas empresas a través de recursos como lo de la tercerización para
producir y la franquicia para vender.
La tercerización consiste en que una empresa contrate los servicios de otra
para producir determinado bien o prestar determinado servicio.
De tal manera una empresa automotriz terceriza la producción de cajas de
cambios para sus automóviles comprándoselos a una pequeña empresa que las
produce.
La tercerización genera flexibilidad en la capacidad de producción de las
empresas que derivan la problemática del empleo o la compra de materiales a
empresas menores.
Se ha hecho habitual que las viejas empresas multinacionales se
convirtieran en una red de producción tercerizada en países del sudeste
asiático o en Latinoamérica donde los sueldos y el contexto impositivo les
permiten reducir costos.
Lo que la tercerización es a la producción de bienes y servicios, la
franquicia es a la venta.
La franquicia es la instalación de comercios como bocas de salida de
productos o servicios que no son propiedad de las empresas productoras,
consiste en “un acuerdo contractual mediante el cual una compañía matriz
(franquiciadora) le concede a una pequeña compañía o un individuo
(franquiciado) el derecho a hacer negocios en condiciones específicas”, según
la definición de H. Meyer.
Para dar
una idea clara del modelo la mayoría de los Mc Donald’s o los Blockbusters son
franquicias, así como los negocios Kodak Express, las academias del IAC
(Instituto Argentino de Computación), Bonafide, las confiterías Delicity,
Pinturerías del Centro, Medialunas Del Abuelo o El Noble Repulgue.
Además de
la tercerización y de la franquicia otra de las variantes puestas en juego por
las grandes empresas para posicionarse más competitivamente en el mercado
global es la fusión.
Las grandes
empresas se fusionan obedeciendo a dos razones fundamentales:
a) La tecnología. Sólo las grandes unidades de
producción pueden adquirir la maquinaria que incorpora los últimos adelantos
tecnológicos. Además, las fuertes inversiones que implica la incorporación del
progreso tecnológico llevan a un aumento de los costes fijos, que exige una
planificación y diversificación de la demanda que únicamente son abordables por
la gran empresa.
b) El espacio económico. La internacionalización de los
mercados amplía el campo de actuación de las empresas que prácticamente abarca
todo el mundo. Esta extensión requiere un crecimiento de la dimensión
empresarial que sólo es posible conseguir a través de la concentración con
otras empresas por medio de la compra o de la fusión.
La fusión
de una empresa con otra permite a ambas reducir sus costos ya que a las fusiones
le sigue una unificación de determinadas áreas gerenciales. No hay duplicación
de tareas sino por el contrario una fusión de sus diversas áreas.
Tanto
mediante la fusión o mediante la compra lo que se produce en los mercados es
una paulatina pero persistente tendencia a la concentración en pocas manos de
diversas áreas de producción o servicios.
Uno de los
rasgos característicos de estas empresas fusionadas o conglomerados es que
presentan un alto grado de diversificación y/o de integración vertical u horizontal.
Un conglomerado de empresas puede coincidir en la actividad o bien diferir,
incluso no participar del mismo plano económico.
Así existen
bancos que compran empresas, o empresas que compran campos o bosques, empresas
de servicios que compran empresas de producción de bienes, así como empresas
alimenticias compradas por empresas tabacaleras, por ejemplo.
Una empresa
global, fruto de fusiones, conglomerados y compras, está sometida al ciclo
económico global. Eso explica la presencia de empresas exitosas en economías
nacionales en crisis.
La suma de
tercerización, franquicia, fusión y adquisición de empresas hace que la unidad
básica en la organización económica del nuevo paradigma no sea un sujeto
(empresa, Estado, familia o empresario) sino que la unidad es la red, compuesta
por diversos sujetos y organizaciones que se modifica constantemente a medida
que se adapta a los entornos.
Otra tendencia de la nueva empresa son los nuevos métodos de gestión,
puestos en marcha originalmente por las empresas japonesas.
Uno de ellos es el sistema de suministros, llamado just a time, que anula
la existencia de stocks. Los proveedores entregan en el lugar de producción los
insumos cuando es necesario que sean utilizados y en las cantidades necesarias.
Se produce entonces solo lo necesario que va a ser vendido, no quedando
producción sin colocar.
Otra característica es el control de “calidad total”, es decir controlar la
calidad del producto en todo su proceso de fabricación y no esperar hasta el final
para desechar lo que haya sido mal fabricado. Estos nuevos procesos de gestión
generan un ahorro en los costos de producción.
Básicamente
se le indica al grupo de trabajo qué es lo que se pretende de ellos, cuáles son
los objetivos y las metas, y luego el grupo de trabajo decide en función del
logro de esos objetivos las estrategias a aplicar.
Aquí es
donde se rompe la verticalidad de la empresa del viejo paradigma que entregaba
a los trabajadores las indicaciones precisas de lo que había que hacer, cómo
debía hacerlo y en qué momento.
En la
empresa horizontal de la nueva economía las directivas son horizontales, son
discutidas y resueltas dentro del grupo del mismo nivel.
Así como
la empresa vertical depositaba la responsabilidad de lo actuado en la cúpula
directiva, la empresa horizontal deposita esa responsabilidad en los propios
trabajadores, generalmente altamente calificados. Vivimos en un sistema en que
la gente se ve impulsada todo el tiempo a tomar decisiones, a elegir, aún en
situaciones de indecisión o desconocimiento de la situación.
Este
sistema tiene la particularidad de desespecializar a los trabajadores
profesionales convertirlos en “especialistas multifuncionales”; mientras hoy
forman parte de un equipo de trabajo mañana pueden formar parte de otro con
diferentes metas y funciones. Recordemos que en el viejo modelo un trabajador
pasaba toda su vida laboral especializado en una tarea específica.
En este
flujo horizontal de trabajo también entra el conocimiento y la innovación y lo
que se pretende es que las ideas circulen por los equipos de trabajo para
hallar en ellas el factor innovador que permita un salto cualitativo en la
empresa. Las nuevas ideas agregan valor al negocio, la innovación es
creatividad puesta en funcionamiento.
Como en todo
el nuevo paradigma la información es aquí también crucial. La información
circula por las redes: redes entre empresas, redes dentro de las empresas,
redes personales y redes informáticas.
Por ello
las TICs son esenciales para que funcione un modelo tan flexible y adaptable.
La gran
empresa horizontal se caracteriza entonces por siete tendencias fundamentales:
1. Se
organiza en torno al proceso y no a la tarea.
2.
Jerarquía plana.
3.
Gestión en equipo
4.
Medición de los resultados según la satisfacción del cliente.
5.
Recompensas salariales basadas en los objetivos alcanzados por el equipo.
6.
Maximización de los contactos con proveedores y clientes.
7.
Información y formación de los empleados.
Se
entiende por empresa eficiente aquella que es capaz de generar conocimiento y
procesar información eficazmente, de adaptarse a la geometría variable de la
economía global, de ser lo bastante flexibles para cambiar sus medios con la
misma rapidez que cambian sus fines y de innovar siendo esta un arma clave de
la competencia.
NUEVA ESTRUCTURA
OCUPACIONAL
Las
profundas modificaciones que se han manifestado en el plano de la producción y
la distribución de la riqueza en los últimos 30 años han impactado
profundamente en la estructura ocupacional, es decir, en la forma que adopta el
mercado de trabajo.
Sin lugar
a dudas fenómenos tales como la reducción del trabajo industrial, el
crecimiento del sector servicios, la desmaterialización de la producción
mediante la aparición de nuevos “productos” de características culturales, el
conocimiento como riqueza, la deslocalización de empresas, la tercerización de
las tareas, el predominio de la economía financiera sobre la economía real, la
utilización de nuevas tecnologías, el procesamiento de información como factor
central del modelo, el aumento de la brecha tecnológica entre países y entre
personas, la fuerte concentración de la riqueza en manos de grupos cada vez más
pequeños, la desconexión e inutilidad económica de ciertos grupos sociales,
regiones o países, la transformación del vendedor en proveedor, el reinado del
marketing, el desempleo estructural, la aparición de los NIC (nuevos países
industrializados), la búsqueda obsesiva por reducir costos, las caídas
salariales, la llegada de la empresa red, la producción flexible, y muchas
otras nuevas formas que adopta el paradigma económico producen necesariamente
un cambio esencial en la estructura del trabajo.
El cambio
en las formas de trabajo afecta a millones de personas en todo el mundo
modificando su vida, pero también ese cambio afecta a otros millones de
personas no por el trabajo mismo sino por la carencia de él, lo cual también es
consecuencia de la transformación en las formas que adopta el concepto trabajo
en el nuevo siglo y la falta de trabajo es también una correlación fundamental
del nuevo modelo económico global.
Las
modalidades del trabajo en el nuevo paradigma van cambiando hacia un nuevo
modelo en base a las herramientas tecnológicas propias de la transformación en
marcha.
El Nuevo
Trabajo se emparenta con la aparición de las formas flexibles de trabajo, por ejemplo,
trabajadores contratados a tiempo parcial, llamados “precarios” ya que se
encuentran bajo contrato por tiempo limitado, horarios cambiantes en materia de
jornada de trabajo, nuevo formato de vacaciones, conexión permanente con el
lugar de trabajo, etc.
Dos
factores centrales que han afectado las formas de trabajo son:
1) La automatización, que recibe su
impulso con el desarrollo de las tecnologías de la información, aumentando de
forma espectacular la importancia del aporte del cerebro humano en el proceso
de trabajo.
2) Conocimiento. Si lo que aumenta su
protagonismo es la inteligencia, lo que lo reduce es el músculo.
Ambos
factores lo que redimensionan es la importancia trascendente del conocimiento y
en base a esta categoría podemos establecer dos clases de trabajadores del
nuevo siglo: el trabajador
autoprogramable y el trabajador genérico.
El nuevo
trabajo impone convertir al trabajador en un trabajador preparado, capaz y
listo para programar y decidir secuencias enteras de trabajo, lo que se llama
un Trabajador Autoprogramable.
Mientras
el trabajador autoprogramable es el característico del nuevo modelo económico,
el trabajador típico del viejo modelo fordista, el de la producción en serie en
base a sus capacidades físicas, es el que va retrocediendo en importancia, lo
que desaparece es el llamado Trabajador Genérico.
El
trabajador genérico es aquel que resulta fácilmente prescindible porque hace
una tarea sujeta a una programación ya establecida, que él no establece, un
trabajador que carece de iniciativa propia. Este trabajador se caracteriza por
una baja calificación (escasos conocimientos) y es el que tiende a engrosar la
base de la pirámide salarial.
Uno de
los factores esenciales y determinantes en la nueva modalidad que ha adquirido
el empleo en el nuevo paradigma es el de la incorporación masiva de la mujer al
mercado de trabajo remunerado en el último cuarto del siglo XX, nunca antes
este proceso de inserción laboral de la mujer había sido tan elevado.
En
Argentina el 75% de las mujeres que trabajan lo hacen en el sector servicios, y
más del 10% trabajan en la industria.
Por otra parte,
ese empleo se concentra, dentro del sector servicios, en los llamados servicios
sociales y servicios personales. Los servicios sociales se refieren
fundamentalmente a salud y educación, mientras los servicios personales lo
hacen en relación a cuidados personales como belleza, acompañamiento de
ancianos, entrenamiento físico, cocina, servicio doméstico, limpieza, etc.
Esta
realidad de que la mujer no ocupe un espacio laboral específicamente femenino,
sino que se incorpora a toda la gama de tareas ya realizadas por los hombres,
genera en el nuevo paradigma el fenómeno de la discriminación laboral de la
mujer.
Al no
haber un “espacio laboral femenino” la mujer debe competir dentro del espacio
laboral de los hombres, de allí el fenómeno de la discriminación.
La
industria electrónica, internacionalizada desde los años 70, emplea sobretodo a
mujeres de baja calificación en Asia. Por otra parte, el empleo urbano en los
países periféricos es eminentemente informal en el caso de las mujeres,
sobretodo en lo que atañe a servicios de comida.
El empleo
flexible es el trabajo según “modelo femenino”: flexibilidad total, trabajo a
tiempo parcial, a domicilio, subcontratado, independiente y precario.
La
discriminación laboral se observa en el hecho de que se paga menos a una mujer
que a un hombre por tarea similar.
¿Cuáles
son los principales factores que inciden en que la nueva economía haya
aprovechado el ingreso masivo de mujeres al mercado laboral buscando mayores
beneficios a costa de menores salarios y menor protección legal?
No son
razones genéticas ni de capacidades intelectuales las que someten a discriminación
a la mujer que trabaja, sino su condición social de sometimiento.
Es el
resultado de sociedades creadas, organizadas y comandadas por hombres para su
mayor beneficio.
Pero no
todo es negativo en el fenómeno del empleo femenino masivo, sino que existen en
la condición de la mujer factores positivos respecto a los cuales se le
requiere especialmente como trabajadora en el nuevo paradigma: su capacidad de
relacionarse, capacidad cada vez más necesaria en la economía informacional,
donde la administración de las cosas queda en segundo plano frente a la gestión
con la gente.
Pero hay
otro factor importante: la flexibilidad. Las mujeres representan el grueso del
empleo temporal o a tiempo parcial. Esto se debe a la estrategia familiar en la
que la mujer debe enfrentarse al mundo laboral pero también hacer frente a sus
responsabilidades en el hogar. Así en la Argentina las mujeres trabajan 35
horas semanales promedio, mientras los hombres lo hacen 46 horas semanales.
Esta
realidad familiar también está cambiando en el nuevo paradigma, ya que el
ingreso de la mujer al mercado laboral le permite una independencia económica y
un aporte al presupuesto familiar que la coloca en una posición de negociación
mucho más favorable que otrora dentro del seno familiar, como veremos al
analizar la nueva construcción de la familia.
CUESTIONARIO UNIDAD N°2:
1)
¿Qué modificaciones en el campo económico genera la revolución de las
tecnologías de las comunicaciones que impulsa la transformación del paradigma
de la modernidad?
2)
¿Por qué se denomina al nuevo modelo económico “informacionalismo”?
3)
¿Por qué se denomina al nuevo modelo económico “Capitalismo cultural”?
4)
¿En qué consiste el informacionalismo?
5)
¿Qué lugar ocupa el Estado y el mercado en la posmodernidad?
6)
¿Qué diferencia existe entre el uso del conocimiento en el pasado y en el
presente?
7)
¿Qué significa la ecuación I+D+I?
8)
¿Qué lugar ocupa el Estado en la producción del conocimiento por medio de
la investigación?
9)
¿Qué relación podes establecer entre la competitividad y la productividad?
10) ¿Cuáles son las características de la economía de
servicios? ¿A qué sector desplaza?
11)
¿Por qué se denomina al capitalismo como inmaterial?
12) ¿Qué ocurre con el concepto de propiedad en el
nuevo paradigma?
13) ¿A qué se denomina “Capitalismo cultural”? ¿Cómo
se relaciona con la economía de servicios?
14) ¿Qué significa que en la posmodernidad se hable
de proveedores y usuarios y no de vendedores/proveedores?
15) ¿Hacia dónde se dirigen en el nuevo paradigma los
capitales e inversiones?
16) ¿Cuáles son las tres formas más importantes para
reducir los costos?
17) ¿En qué consiste la deslocalización?
18) ¿Por qué se plantea que en el nuevo paradigma la
empresa pasa a tener una organización horizontal? ¿a que
19) ¿Qué significa que una producción sea flexible?
¿Qué significa: ¿tercerización,
franquiciación y fusión en el mundo empresarial? Ejemplificar