jueves, 20 de abril de 2017

UNIDAD 1

UNIDAD 1- LA CULTURA POSMODERNA

LA DECADENCIA DEL PARADIGMA SIGLO XX

Algunos puntos básicos que llevaron al viejo paradigma del capitalismo industrial avanzado, del mundo bipolar y la cultura de la modernidad a su desgaste y desaparición.
Entre ellos encontramos:
1.       La crisis de la cultura de la modernidad.
2.       La crisis económica que produjo la decadencia del industrialismo, modelo industrial avanzado.
3.       La decadencia del Estado de Bienestar, lo cual significa la decadencia de la Política y el reinado de la Economía.
4.       La revolución de la tecnología de las comunicaciones, como avanzada de un profundo cambio tecnológico que sacude las estructuras productivas del modelo.
5.       La caída del bloque socialista y la posterior desaparición de la Unión Soviética.

CRISIS DE LA CULTURA MODERNA
El MARCO CULTURAL constituye la forma de vida de una sociedad y sobre ese marco se construyen los modelos económicos, las estructuras sociales y los sistemas políticos.
El marco cultural del viejo paradigma es el que tomó el nombre de Modernidad.
El pensamiento moderno hace su aparición durante el Renacimiento (siglo XV), cuando el Hombre vuelve a pensarse como centro del mundo y se aleja de los preceptos religiosos que comandaban la vida en el medioevo.
La Modernidad que nace con pensadores como MAQUIAVELO[1] y artistas como MIGUEL ANGEL[2], afirma la voluntad humana por sobre todas las cosas, quebrando el espinazo del pensamiento mítico, mágico y religioso que había prevalecido desde los inicios de la historia humana.
A partir del SIGLO XV comenzará a tomar forma un pensamiento basado en la razón humana sin intervención de factores míticos o religiosos, y esta vertiente alcanzará su concreción en los pensadores iluministas del siglo XVII-XVIII.
HOBBES[3], HUME[4], LOCKE[5], ROUSSEAU[6], entre otros, intentaban iluminar con su razón la realidad humana y comenzaron a reflexionar sobre las diversas formas que se da el hombre con su voluntad para organizarse en sociedad, construyendo el primer modelo de pensamiento político moderno: EL LIBERALISMO.
La clase en ascenso por aquel entonces, SIGLO XVIII, era la BURGUESÍA que luchaba por conseguir los privilegios de LOS NOBLES aún en el poder que estaban cuesta abajo.
Y la burguesía impulsaba un nuevo modelo económico apuntalado en la Primera Revolución Industrial: el incipiente CAPITALISMO INDUSTRIAL[7].
De tal modo el PENSAMIENTO MODERNO DEL LIBERALISMO se enlazaba íntimamente con el modelo económico capitalista a través del ESLABÓN DE LA BURGUESÍA.
Corría el SIGLO XIX cuando se produjo EL TRIUNFO final de este SECTOR BURGUÉS LIBERAL-CAPITALISTA dando forma a UNA CULTURA SÓLIDAMENTE INSTALADA EN OCCIDENTE, LA MODERNIDAD.
Esa cultura de la modernidad continuó su camino hasta mediados del SIGLO XX para juntarse con el modelo industrialista, pero paradójicamente, llega a este punto debilitado, anémico.

¿CUÁLES ERAN LOS PILARES DE LA CULTURA DE LA MODERNIDAD?

Fundamentalmente la CONFIANZA EN LA RAZÓN Y EL PROGRESO.
Confiar en la razón era suprimir toda otra pauta de comportamiento para hacer frente a los problemas. No ERA NI LA FE NI EL DESEO lo que pondría al Hombre en camino de su realización, sino la férrea VOLUNTAD DE LA RAZÓN.
EL ILUMINISMO[8] alumbraría dos teorías básicas que aspiraban a ordenar la realidad humana desde la razón. Una EL LIBERALISMO[9], otra EL MARXISMO[10], la primera tuvo su nacimiento oficial con la REVOLUCIÓN FRANCESA DE 1793, la segunda con la publicación del MANIFIESTO COMUNISTA EN 1848.
Ambas teorías, ambas ideologías, son hijas de una misma madre: LA RAZÓN y ambas doctrinas son hijas de un mismo padre: EL ILUMINISMO, y ambas doctrinas levantan LA MISMA FE: EL PROGRESO. Ambas ideologías se desarrollarán de forma paralela y pasarán a disputar el protagonismo histórico durante un siglo.
Básicamente la disputa entre liberalismo y marxismo es la disputa entre dos verdades, y ya se sabe que la razón (como la fe) solo admite una verdad.
Porque el pensamiento racional es el que da origen al pensamiento científico y el objeto de la ciencia es llegar a LA verdad, LA MODERNIDAD ES UN TIEMPO QUE ASPIRA A ALCANZAR LA VERDAD. Incluso sus doctrinas políticas, liberalismo o marxismo, se suponían ambas poseedoras de la verdad.
Y en esa disputa circuló el quehacer intelectual durante la vigencia del viejo paradigma. Así como un poder político bipolar se repartía el mundo, una bipolaridad intelectual se repartía el universo de las ideas.
En el viejo paradigma no había lugar para lo gris o lo relativo: o se estaba de un lado o se estaba del otro.
Era una verdad que EL HOMBRE SE REALIZABA POR SU TRABAJO, una verdad asumida tanto por el liberalismo como por el marxismo, y el trabajo era un verdadero credo. Y el sistema del viejo paradigma así lo reflejaba mediante su organización laboral vertical disciplinaria.
Porque esta sociedad era una SOCIEDAD DISCIPLINARIA, donde las normas establecían las funciones y roles de cada agente social, en la que existían guías, y los mapas para recorrerla eran claros y consistentes.
No había lugar en el viejo paradigma para las aventuras intelectuales personales que rompieran el molde establecido, y la vida misma, la vida diaria, también respondía a este molde disciplinario donde cada quien sabía qué era lo que tenía que hacer. Una normatividad social por todos aceptada que dejaba en claro la diferencia entre lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo malo. Una normatividad social respetada como esencia de la solidez de los lazos sociales que unifican la comunidad, el Pacto Social. Una normatividad social que privilegia el interés común por encima de los intereses individuales, en la búsqueda de la totalidad.
No estamos hablando aquí de autoritarismo sino de disciplina social, una organización normativa que reparte premios y castigos.
Otra de las características que asume LA VERDAD es que resulta Universal, se trata de una forma de vida dominada por una MORAL UNIVERSAL.
La LIBERTAD es una verdad universal, la IGUALDAD es otra verdad universal. Liberalismo y marxismo disputarán sobre qué interpretan cada uno de la palabra Libertad y de la palabra Igualdad, pero ni liberalismo ni marxismo dejan de reconocer a ambos conceptos como verdades.
La modernidad no aspira a la diferencia sino a un destino común para todos, un destino de progreso, el camino de la utopía, la visión en el futuro.
Y es el PROGRESO el otro elemento ESENCIAL DENTRO DE LA CULTURA DE LA MODERNIDAD.
El Progreso se entiende como el destino ineludible que le espera a la Historia Humana, significa que la Historia del Hombre siempre sigue una línea en dirección hacia delante y hacia arriba, una flecha lanzada en diagonal hacia el cielo sería la figura exacta de lo que le espera al futuro humano, y esa palabra, Futuro, es la que se relaciona íntimamente con el Progreso, un progreso siempre fogoneado por la acción de la Razón expresada en la ciencia.
Si el Progreso es el destino ineludible del Hombre, como pensaba el viejo modelo cultural, al Hombre le espera un futuro mejor y ese futuro llegará, no como un regalo de Dios sino como consecuencia de la razón humana.
Por eso el Hombre de la modernidad proyecta, piensa en su futuro, realiza sus actos con ese objetivo, incluso resigna el presente en pos de ese futuro mejor que le espera, pospone, no se entrega al deseo.
Y en esa búsqueda de Futuro, el hombre de la modernidad rescata el Pasado como escalón esencial de la escalera del Progreso, porque para subir hacia el mañana es necesario asentarse firmemente en el escalón previó del ayer. En ese tránsito el hoy es simplemente un momento de paso.
Pero la modernidad tiene un costado rebelde y transgresor, y ese costado rebelde se observa tanto en el liberalismo como en el marxismo.
LA MODERNIDAD NO ES UNA ÉPOCA DE TRANQUILIDAD, SINO UN TIEMPO DE EFERVESCENCIA, DE LUCHA, de revolución.
Cuando la modernidad apunta al progreso para asegurar el mejor destino de la humanidad, a lo que apunta es al cambio y la transformación.
Y el ícono fundamental del cambio es LA REVOLUCIÓN.
La REVOLUCIÓN POLÍTICA es entendida POR LOS MARXISTAS como la voluntad racional de los pueblos que puede llevarlos al poder mediante LA ACCIÓN LIBERADORA DE LAS ARMAS.
La lucha armada es una realidad durante el viejo paradigma, porque la lucha armada lo que hace es resignar el presente en busca del futuro.
Pero no solo en el marxismo la palabra revolución resulta un factor esencial, sino también en el LIBERALISMO, en el que la incesante revolución de la estructura económica era desde adentro, por parte del mismo sistema capitalista.
De este modo LA IDEA DEL CAMBIO FORMA PARTE ESENCIAL DEL VIEJO PARADIGMA, pero a diferencia de la concepción del cambio que veremos adopta el modelo cultural del siglo XXI, EL CAMBIO DE LA MODERNIDAD ES SIEMPRE UN CAMBIO HACIA DELANTE, UN CAMBIO HACIA EL PROGRESO.
Lo que guía entonces la acción durante la vigencia del viejo paradigma es la razón, y este factor nos afirma la preponderancia de lo político (como aplicación de las Ideas en la organización social). La idea por delante de la realidad, incluso la idea desafiando a la realidad. Es decir, LA POLÍTICA CONSTRUYENDO LA REALIDAD.
Y esto se verifica en el Estado de Bienestar que rige al viejo paradigma del capitalismo industrial avanzado.
El Estado (la política) se encuentra por sobre los otros factores de poder, el Capital y el Trabajo, los domina y los dirige. Es la Política, son las ideas, las que rigen el mundo. En el nuevo paradigma el reinado lo pasa a ocupar el mercado económico.
Dentro de los paradigmas de análisis de la realidad del siglo XX el de la cultura de la modernidad es el que más tempranamente comenzará a desvanecerse.
Mientras LA ESTRUCTURA ECONÓMICA Y SOCIAL DEL CAPITALISMO INDUSTRIAL AVANZADO RECIÉN ENTRARÁ EN DECADENCIA A PARTIR DE LOS AÑOS 70 y EL MARCO POLÍTICO de la Guerra Fría EN LOS AÑOS 80, el ELEMENTO CULTURAL DEL VIEJO PARADIGMA ya mostrará SIGNOS DE AGOTAMIENTO A PARTIR DE LOS AÑOS 50 DEL SIGLO XX.
El modelo cultural de la modernidad entrará en crisis, y ese declive comenzará a partir de los años 50 en las artes, para acompañar un cambio sustancial de la sociedad a partir de los años 70 y 80 configurando lo que hoy se conoce como Cultura Posmoderna o Hipermoderna, o sea, la nueva cultura del siglo XXI.

LA POSMODERNIDAD: EL CONSUMO COMO CONFIGURADOR DE LA IDENTIDAD
Cae la “razón”, aparece el “deseo”, se disuelve el “Progreso” se establece el “Presente”
La modernidad en crisis, llevó al Hombre a cuestionar que la razón moderna pudiera como prometía llevar a la humanidad a su meta de progreso y felicidad.
El ídolo de la Razón y la fe en el Progreso estaban fuertemente cuestionados a mediados del siglo XX, como también la ciencia. No había pues nada sólido, todo era proceso y movimiento.
Allí donde la modernidad buscaba verdades últimas, la nueva ciencia solo ofrece posibilidades. No hay una realidad fija y cognoscible sino realidades individuales. Todos los problemas parecen anclar en las particularidades de cada individuo, aún la pobreza o la marginación. Cada persona debe ser responsable de su suerte.
Donde la modernidad veía un único sentido apuntalado por una sólida ideología, la posmodernidad comienza a ver un abanico de pensamientos, muchos juegos del lenguaje sustituyendo los grandes relatos ideológicos.
No hay ya un orden racional sino solo espontaneidad, y se desvanece el interés por la Historia pues ya no constituye una herramienta válida para construir el futuro, un futuro que pierde todo sentido frente al imponente presente.
Los tiempos se someten al presente, el futuro es una gran desilusión y el pasado una profunda frustración.
Así se cierran los caminos de la modernidad derribadas las columnas de la Razón y del Progreso, debido a que el viejo paradigma se queda pues sin su soporte cultural y el nuevo paradigma se afinca en un nuevo sustrato cultural, la posmodernidad, como bautizó Jean Francois Lyotard a esta nueva cultura.
La satisfacción del deseo aquí y ahora será la base cultural del nuevo paradigma. El resultado: una sociedad de consumidores.
No más ordenamiento disciplinado y racional, ahora espontaneidad flexible, libertad personal. No más una moral universal de valores que deben ser respetados por todos, sino libre aceptación de una multiplicidad de comportamientos basados en valores todos válidos, el reinado de la ética personal. No más progreso lineal, sostenido y en avance perpetuo, ahora un desarrollo dentro del sistema, que prevé avances y retrocesos, caídas y estancamientos. No más abordar la realidad críticamente para transformarla, ahora abordar la realidad para reconocerla y adaptarse a ella. No más ciudadanos activos en sociedades de ideales comunes, ahora una suma de consumidores en busca de la satisfacción infinita de deseos individuales persiguiendo el objetivo anhelado de la felicidad personal.
Describir la posmodernidad es también describir al Hombre que vive dentro de esta atmósfera cultural, el Hombre Posmoderno es en definitiva el habitante integrado al Nuevo Paradigma.
Robert Lifton caracteriza a la generación del siglo XXI como seres “proteicos”. Crecen en barrios cerrados, se atienden en prepagas médicas, compran on-line, acostumbran a acceder a la información, solo prestan atención unos instantes, son menos reflexivos y más espontáneos. Piensan en sí mismo como intérpretes más que como trabajadores, y quieren que se les considere antes su creatividad que su laboriosidad. Han crecido en un mundo de empleo flexible y están acostumbrados al trabajo temporal. Sus vidas están menos asentadas y son más provisionales que las de sus padres. Son más terapéuticos que ideológicos, y piensan más con imágenes que con palabras. Son menos racionales y más emotivos, consideran el centro comercial su plaza pública, ý para ellos es igual soberanía del consumidor que democracia. Pasan tanto tiempo con personajes de ficción que forman parte de su vida. Sus mundos tienen menos límites y son más fluidos ya que han crecido con el hipertexto. Tienen una percepción de la realidad más sistémica que lineal. Tiene poco interés por la Historia, pero están obsesionados con el estilo y la moda.
 Para estos nuevos hombres lo que importa es el acceso y estar desconectado es morir. En la vida posmoderna no vale el sacrificio, porque debe realizarse ahora, porque este hombre vive el presente.
En palabras de J. Rifkin, “la era posmoderna está ligada a un nuevo estadio del capitalismo basado en la mercantilización del tiempo, la cultura y la experiencia de vida; mientras que la era anterior correspondía a un estadio anterior del capitalismo, basado en la mercantilización de la tierra y de los recursos, la mano de obra humana y la fabricación de bienes”.
La cultura del siglo XXI es simultánea y atemporal, esta transformación es posible a partir de la revolución de la tecnología de la información y la comunicación que conquista nuevos límites temporales y espaciales.
La obsolescencia acelerada, el reinado de la moda, la cultura de la urgencia, la satisfacción inmediata del deseo, la presión por el consumo, la superficialidad, la imagen, la experiencia cultural, la primacía del zapping, la innovación permanente, la obsesión por el presente, la mercantilización del tiempo, son todos factores de la posmodernidad que dejan en claro la emergencia de lo efímero, donde prima lo ligero.
Ante esta realidad la personalidad del Hombre del nuevo tiempo se ajusta a ella. Si la vida es “ahora” y no vale sacrificarse por ningún pasado ni por el futuro, vale entonces solo aplicarse a la satisfacción en el presente abandonando cualquier pretensión histórica.
El hombre del siglo XXI se encuentra huérfano de cualquier arraigo, pierde identidad, se convierte en un ciudadano global.
Así como en la modernidad la Razón ocupaba el sitial de agente organizador del pensamiento y la cultura, en la posmodernidad otro concepto ocupa ese lugar, el Deseo.
Para la modernidad el Hombre se movía por cálculos racionales que se reflejaban en el “principio de realidad” como factor a seguir, para la posmodernidad, al suplantar la Razón por el Deseo, el motor de la actividad humana es el “principio del placer”.
El exceso es la norma, y como antiguamente la norma era la enemiga del exceso, hoy, cuando las normas se debilitan o se ausentan, nada es excesivo.
Donde hay Deseo ya no hay represión sino expresión y satisfacción, hay libertad(es) individual(es).
Una de las derivaciones directas de la satisfacción del Deseo es el consumo, ya que en un mundo donde lo comercial está omnipresente la casi totalidad de los deseos humanos pueden ser satisfechos por el mercado.
La aparición del marketing es una señal clara de esta realidad que revela la característica consumista del nuevo hombre posmoderno, el que dejó de lado el valor moderno de la reputación que abreva en la historia personal para abrazar el valor posmoderno de la personalidad que se manifiesta en la imagen.
El mundo de la hipermodernidad es un gran escenario donde todo se experimenta y se representa, y en ese escenario actúan el Hedonismo y el Narcisismo.
Cuando se habla de goce se hace referencia a todo tipo de expresión del Deseo, y en el nuevo siglo posmoderno la herramienta esencial es el consumo, por lo cual el Hedonismo es la satisfacción del deseo mediante el mayor placer, que siempre es conquistable a partir del consumo.
Un Hombre hedonista es un Hombre consumista. Porque además la verdadera satisfacción está en la búsqueda del deseo y no en su concreción.
Vale aquí hacer dos aclaraciones, la primera es que la belleza fundamental a la que aspira el Hombre posmoderno no solo es interna sino esencialmente exterior, coincidente con la celebración de lo externo y lo superficial y la valorización de la imagen; la segunda es que se trata de la propia belleza, lo cual revela un grado de individualismo creciente, en el que la importancia está en UNO MISMO.
El narcisismo es el detonante del culto a la juventud, junto con la idea de que solo hay un tiempo, el presente. Si la belleza primordial es la exterior para ella no hay nada más amenazante que el paso del tiempo, un tiempo que la posmodernidad se empeña en ocultar, siendo la preservación (por todos los medios) de la eterna juventud el medio adecuado para esconderlo. Por esta razón es que en la nueva cultura hipermoderna la COMUNICACIÓN es tan importante, tanto como para el viejo paradigma lo eran la física o la historia.
La Historia ya no tiene importancia para la posmodernidad ya que no se considera una referencia para comprender el presente sino una simple colección de fragmentos narrativos que pueden reciclarse, porciones de presente ubicados en el pasado, no una línea de tiempo cronológico sino una red de sucesos.
Por ello el arte posmoderno recoge un collage de estilos históricos unidos para sorprender y estimular, eclecticismo, mezcla de códigos, derrumbe del concepto de alta cultura, disolución de la frontera entre vida cotidiana y arte, donde TODO VALE.
En la posmodernidad todo es relativo, nada es definitivo, nada es bueno o malo, todo es aceptable, nada es cuestionable definitivamente. Todo valor es similar a otro, por lo tanto, todo valor se disuelve.
En nuestro tiempo todo se respeta sin afectar rangos de valor. Contra la autoridad se erige el dios de la comunicación y el diálogo del consenso.
No quedan ya las convicciones sino las identidades, y la diferencia es que las convicciones se argumentan mientras que las identidades se afirman, por lo tanto, no son materia de discusión.
El termino pos-modernidad fue puesto en análisis e incluso suplantado por el de hiper-modernidad, ambos términos se revelan como un significado en sí mismo, ya que el nuevo modelo cultural es el tiempo de lo pos y de lo hiper, ya que nuestro siglo XXI es un tiempo de excesos, de sobredimensionamiento, de superación de límites, hipertextos, hipermercados, hiperrealidades.
En ese proceso de redimensionamiento de viejos espacios y tiempos todo es válido y aceptado, no hay límites, y no los hay porque están expurgados de su espíritu vital.
Pueden traerse al presente formas de vestir que en otros tiempos causaban escozor, simplemente porque su costado cuestionador o transgresor ha sido eliminado, o convertir en un espectáculo mediático la actuación de un grupo musical que en otros tiempos hubiera sido tildado de subversivo o satánico.
Este reciclaje cultural admite entonces cualquier tipo de material, no importa cuál haya sido el espíritu histórico y social que le sustentase, porque para el pensamiento hipermoderno el pasado no es tenido en cuenta y el futuro no existe.
Es posible entonces unir elementos encontrados u otrora contradictorios porque han sido previamente vaciados de contenido, y esto se puede ver en las posiciones de los partidos políticos que en su discurso se permiten relacionar conceptos como justicia social y libertad de mercado, por ejemplo, sin que se suponga que son contradictorios (como efectivamente lo son), simplemente porque su sentido histórico ha sido eliminado y los términos vaciados de su contenido transformador, o también en las expresiones artísticas que relacionan estilos otrora diversos.
El arte se integra a los circuitos de consumo perdiendo la vieja distinción entre alta cultura y cultura popular, ya que el posmodernismo involucra a los bienes culturales como objeto de arte, cualquier cosa puede estetizarse. Mientras el diseño y la publicidad confluyen con el arte e ingresan a los museos al tiempo que el arte se masifica y se introduce en la industria.
Las palabras y las cosas son pues elementos intercambiables y con posibilidades de adicionarse al infinito sin que a nadie le llame la atención, es lo que se ha dado en llamar pastiche cultural, una sucesión de elementos a la manera de un clip de la MTV, imágenes que se suceden a la velocidad del rayo sin contexto o coherencia aparente, una mezcla incesante de elementos reciclados sin valor en sí mismos, un inmenso collage de componentes cuyo único valor es la superficie de su imagen.
Como puede verse a partir de este relato, el modelo cultural del siglo XXI es el factor fundante de las transformaciones sociales, políticas y económicas que dan forma a un nuevo paradigma de entendimiento de la realidad.

CUESTIONARIO GUIA - INTRODUCCION Y UNIDAD N°1:
1)       ¿Cuándo nace el pensamiento moderno?
2)       ¿Cuáles eran los pilares de la modernidad?
3)       Relacionar los siguientes conceptos: PROGRESO- PASADO-PRESENTE-FUTURO- HISTORIA DEL HOMBRE.
4)       ¿Qué papel juegan el pasado, el presente y el futuro en la posmodernidad?
5)       ¿Por qué la modernidad es el tiempo de alcanzar a la verdad?
6)       Armar una oración (que tenga lógica) donde aparezcan los siguientes conceptos: RAZON- DESEO-PROGRESO-PRESENTE
7)       ¿Cuáles fueron los puntos que hicieron entrar en crisis al paradigma de la modernidad?
8)       ¿Por qué se denominan a los hombres posmodernos “proteicos”?
9)       ¿Cómo impactan las nuevas tecnologías en e l tiempo y en el espacio?
10)    Menciona características del hombre posmoderno y su cultura




[1] Padre de la política moderna. Una de sus obras más importantes fue “El príncipe”. Planteaba como debía ser los modelos de Estado y el perfil psicológico del príncipe, entre otras cosas.
[2] Escultor y pintor ilaliano (1475-1564)
[3] Thomas Hobbes fue un filósofo inglés cuya obra Leviatán influyó de manera importante en el desarrollo de la filosofía política occidental
[4] David Hume afirma que todo conocimiento deriva, en última instancia, de la experiencia sensible, siendo ésta la única fuente de conocimiento y sin ella no se lograría saber alguno
[5] Padre del liberalismo clásico.  Locke sostenía que en el momento del nacimiento la mente es una tabula rasa y el conocimiento se da por la experiencia sensible.
[6] Rousseau produjo uno de los trabajos más importantes de la época de la Ilustración; a través de su Contrato Social, hizo surgir una nueva política. Esta nueva política está basada en la voluntad general, y en el pueblo como soberano. 
[7] El capitalismo industrial es una nueva fase de este sistema económico, que llega en medio de un proceso de las revoluciones políticas y tecnológicas en la segunda mitad del siglo XVIII. Con esta nueva etapa se supera el capitalismo comercial, también conocido como mercantilismo, que surgió a finales del siglo XIV


[8] El iluminismo fue un movimiento con el objetivo de crear conciencia por la propia razón, que llevaría a la confianza, libertad, dignidad, autonomía, emancipación y felicidad del hombre.
[9] El liberalismo es una doctrina filosófica con expresiones concretas en el terreno político, económico y social, cuyos pilares fundamentales son la libertad individual, la limitación del papel del Estado en la vida civil y las relaciones económicas, la protección de la propiedad privada, la igualdad ante la ley sustentada en el Estado de derecho, la separación de poderes y la tolerancia de credos.
[10] corriente de pensamiento, un modelo teórico-explicativo de la realidad humana que ha servido como base ideológica de lo que se conoce como materialismo histórico y dialéctico, del comunismo y de los diferentes tipos de socialismos

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